Decir que el de Bill y Melinda Gates es el divorcio del siglo no es exagerar, teniendo en cuenta que la fortuna que se tienen que repartir es de unos 124.000 millones de dólares. El fundador de Microsoft y su futura exesposa no firmaron, al parecer, acuerdo prenupcial, lo que no deja de resultar curioso en un país en el que parece que los niños vienen con un abogado debajo del brazo. Igual confiaban en el amor eterno o Bill pensó que cuando se tiene tanto, por mucho que se pierda en un acuerdo de divorcio sigue quedando de sobra. Lo que parece claro es que a ella no le movía el interés: 27 años de matrimonio y tres hijos lo demuestran.