La decisión esta tomada. Los españoles tendremos que pagar dos veces por nuestras carreteras. Una, a través de nuestros impuestos, que son los que financian estas obras, la otra, por usarlas, con el peaje que pretende imponer el Gobierno de Sánchez y que contempla, por ahora, el pago de una tarifa de entre 3 y 5 céntimos por cada kilómetro recorrido. Y, por si esto no fuera ya bastante, los gallegos, por nuestra condición de periféricos, seremos los más castigados con una medida que solo aplican tres países en Europa y, ninguno de ellos, en carreteras de un solo carril en cada sentido, lo que sí sucedería aquí si la iniciativa, como se contempla en el texto remitido a Bruselas, se terminara extendiendo a todo tipo de vías.