La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, anunció ayer un “ambicioso” plan de choque contra la siniestralidad laboral, para “frenar la lacra de los accidentes mortales, que se alimenta de la temporalidad y de la precariedad en los puestos de trabajo”.
Durante su intervención ayer ante el Congreso Confederal de CCOO, la titular de Trabajo aseguró que la precariedad y temporalidad, además de ser una amenaza contra los derechos laborales, afectan directamente a la salud y seguridad laboral.
“La precariedad y la temporalidad minan nuestra salud mental y física, nuestras expectativas de futuro, complican y amenazan nuestras vidas. Por eso vamos a actuar también ahí, protegiendo la integridad de las personas trabajadoras”, dejó claro la ministra de Trabajo en su intervención.
En este sentido, la vicepresidenta apostó por combatir la temporalidad, que tiene en España la tasa “más alta de toda Europa desde hace décadas” y consideró inaceptable que en los diez últimos años se hayan suscrito 164,8 millones de contratos temporales, de los que, uno de cada cuatro, duró menos de un mes.
Por su parte, algunos de los expertos que participaron en Granada en el XXI Congreso de la Asociación Nacional de Laboralistas advirtieron sobre las cifras que alcanza la tasa de temporalidad de España, que ronda el 27% y es la más elevada de toda Europa junto a la de desempleo.
Acuerdos con CCOO
Durante su discurso, Díaz hizo multitud de alusiones a la labor del sindicato y, en especial, de su líder en la consecución de los muchos acuerdos sociales que se cerraron en los últimos años.
En especial, se refirió a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que permitieron salvar a más de 3,5 millones de trabajadores y a más de 500.000 empresas en la fase más aguda de la crisis.
También valoró la “ley rider”, que fue “pionera” y con la que “abrimos el corazón de los algoritmos”, posibilitando el acceso de los sindicatos, lo que supuso “una página decisiva en el futuro de nuestros derechos laborales”. Pero quedan debates por abrir, afirmó, como “los usos del tiempo, la jornada laboral, el trabajo a distancia, el derecho a la desconexión digital o la conciliación”.