El reparto del tradicional “cartucho” entre el personal pasivo de Navantia Fene vuelve a causar polémica por segundo año consecutivo tras establecerse que, una vez más, este no se hará en las instalaciones del astillero de Perlío. El colectivo, compuesto por trabajadores jubilados y prejubilados, viudas y huérfanos de antiguos empleados, ha denunciado, por medio de un comunicado, la “total falta de sensibilidad” por parte de la Dirección de las instalaciones al tomar esta decisión.

Así, los afectados acusaron a la gerencia de “romper” con el “tradicional procedimiento”, estableciendo un servicio de reparto externo del que, de momento, no se han ofrecido detalles oficiales. Cabe recordar que, a causa de la pandemia de coronavirus, el año pasado se decidió cambiar el sistema para evitar la propagación de la epidemia, limitando la entrada a las instalaciones a todo personal que no estuviese en activo. Así, mientras en los astilleros de Ferrol se decidió cambiar la tradicional cesta por un “vale” por valor de 90 euros para la adquisición de productos de alimentación, en el caso de la factoría de Perlío se acordó continuar con el paquete, aunque la logística del proceso –sumada al hecho de que la movilidad entre municipios estaba limitada por los cierres perimetrales, lo que impedía a muchas personas recoger su cesta– desató las protestas del colectivo.

Problemática

Según apuntaron los afectados, este hecho “aparentemente sin importancia” supone un impedimento para ellos, apuntando que van “mayores para que se nos ande haciendo ir de aquí para allá sin necesidad”. La problemática, no obstante, no se limita al reparto del paquete; tal y como señala el colectivo, el funcionamiento del economato es “deficiente” a causa, afirman, de la “desantención e inobservancia” por parte de la Dirección.

El personal pasivo ha recordado el “protagonismo” de este beneficio “dados los tiempos que corren” –señalando el aumento en la inflación o la “pérdida de poder adquisitivo”–, además de la obligación de la empresa y representantes sindicales de “efectuar periódicamente controles en los precios, renovación y actualización de las cartillas de beneficiarios, así como facilitar los cambios en las mismas”.

Poca importancia

Por último, desde el colectivo se ha lamentado “lo poco que parece importarle a la plantilla actual” esta clase de problemas, señalando que buena parte de los trabajadores actuales de los astilleros “ya se lo encontraron todo hecho” y que “ni lo pelearon ni tienen ni idea de lo que en aquellos tiempos costó alcanzar y plasmar en los convenios colectivos este tipo de ayudas y atenciones sociales”.

“Por desgracia y a pesar del tiempo transcurrido [estos beneficios] siguen siendo tan o más necesarios como lo han sido en tiempos pasados”, concluyeron.