Si tuviésemos que hacer un mapa sensorial de la parte costera de la comarca diríamos que huele a mar, que el tacto sería el de la brisa marina y el sonido el del graznido de las gaviotas. Que la vista se nos iría al azul y que, casi en automático, la boca nos sabría a nuestro pescado favorito.
Hubo un tiempo en el que las riberas estaban pensadas para trabajar. Para depositar la pesca y venderla, para calafatear los botes y arreglar los aparejos. Sin embargo, hace décadas que el entorno marítimo se abrió al disfrute de los vecinos y los paseos jugaron un papel fundamental al conquistar el espacio para el ocio. Hoy, incluso concellos como los de Neda y Fene buscan aunar fuerzas para fusionar sus sendas.
En 1999, cuando Diario de Ferrol empezó a editarse, las noticias sobre estos nuevos espacios no dejaron de sucederse. Así, el 22 de junio se informaba de que San Sadurniño contrataría “los servicios de dos cuadrillas del INEM, de ocho trabajadores cada una, para acometer el acondicionamiento de las antiguas escuelas como locales sociales para construir un paseo fluvial en Naraío”.
Al mes siguiente, encontramos la primera mención al paseo de Neda, cuando Demarcación de Costas adjudicó su primera fase. Tres años antes, en 1996, San Valentín despuntaba como una de las primeras sendas litorales urbanas —Caranza y A Malata se inauguraron en julio de 2001—, contando por entonces con sus primeros 652 metros, en los que se invirtieron unos 200 millones de pesetas.
El primer tramo del nedense —entre el puente de Xuvia y el colegio— tuvo un coste algo menor, 185 millones, y empezó a ejecutarse a mediados del mes de diciembre “La recuperación del borde litoral de Neda es una antigua aspiración del Consistorio que hace unos meses consiguió ponerse en marcha con el fin de dotar nuevas infraestructuras de carácter lúdico para los habitantes del municipio”, se apuntaba.
En paralelo, Ares conseguía en el mes de agosto que Costas le concediese todas sus peticiones sobre el paseo. Se trataba de varias modificaciones del trazado propuesto por el organismo, con lo que solo quedaba pendiente que el Concello aportase los terrenos necesarios.
Fue el 17 de diciembre cuando el municipio tomó posesión del espacio afectado y se puso en marcha el engranaje de los trabajos, presupuestados en 365 millones de pesetas. La intervención contemplaba “la habilitación de un paseo peatonal con aceras al mismo nivel, en las que se dispondrán las farolas del alumbrado, banquillos y una franja arbolada”. El tramo delimitado iba desde el Club de Remo a la playa de O Xuncal y se proyectaba, entre otras, “rehabilitar el muro actual” y demoler la cafetería del arenal.
Finalmente, otro de los paseos que fueron noticia fue el de Cariño, puesto que la Dirección General de Costas recepcionaría en el mes de septiembre de hace 25 años las obras de la segunda fase de acondicionamiento de la ribera marítima, que a día 29 ya estaba terminada tras una “total transformación”. Losas de granito, murete, grandes zonas verdes y carril bici para convertirse en un “lugar de celebración”.