Parecían un tándem indestructible. El más rico y el –teóricamente– más poderoso, juntos para imponer su voluntad. Pero el tipo que quiere vender coches eléctricos en Marte y el señor que vive ahora en la Casa Blanca ya no son tan amigos. Uno ha perdido 600.000 millones de dólares por las ocurrencias del otro. Que su enfado al menos beneficie al resto del mundo.