En un rincón de Cedeira, rodeado de jaulas, espejos estratégicamente colocados y una banda sonora constante de música, José Antonio García dedica su tiempo libre a una afición poco común pero, a su vez, apasionante: la cría de canarios de color –Bruno Rojo Mosaico–para competición. Su esfuerzo y dedicación han dado frutos una vez más, al proclamarse campeón del mundo en el 72º Mundial de Ornitología, celebrado entre el 18 y el 27 de enero en Santa María da Feira (Portugal).
Aunque profesionalmente se dedica a un sector completamente diferente –está al frente de una conocida empresa de muebles y carpintería de la villa–, la ornitología ha sido una constante en su vida desde que, con apenas seis años, comenzó a criar pájaros. Lo que empezó como un entretenimiento evolucionó hasta convertirlo en un habitual del mundo de los concursos de canarios –cuando no compite, participa también en calidad de juez–.
“La gente se sorprende al descubrir la magnitud de estos campeonatos”, comenta José Antonio. “En los mundiales participamos más de 2.700 criadores con unos 21.000 pájaros, algo similar a los concursos de belleza de perros o caballos”.
A diferencia de los canarios de canto, que se valoran por su trino, este cedeirés compite con canarios de color, evaluados por su morfología y apariencia. Para lograr que sus aves luzcan en el escenario competitivo, sigue un meticuloso proceso de entrenamiento. “Los pájaros deben saber presentarse ante el juez, mostrarse con actitud”, explica, añadiendo que para conseguirlo utiliza espejos colocados a la altura de sus ojos, lo que les obliga a estirarse y adoptar una postura más elegante. Además, acostumbra a estos pequeños animales al ruido y la presencia de personas poniéndoles música a diario.
Pero el proceso va mucho más allá de la preparación para el concurso. En su aviario, que cuenta con núcleo zoológico autorizado por la Xunta, los canarios reciben cuidados meticulosos: espacios amplios, temperatura, iluminación y humedad controladas, una sala de cuarentena para evitar enfermedades tras los concursos y un área específica de enfermería. “Los lavas prácticamente pluma por pluma antes de competir”, detalla, subrayando la dedicación que exige este hobby.
Aunque la ornitología no tiene el mismo arraigo en Galicia que en otros lugares como Andalucía, en donde en pueblos pequeños puede haber cientos de criadores federados, indica García, la afición sigue creciendo.
José Antonio, que actualmente cuenta con alrededor de 100 ejemplares, ha sido campeón de España en más de 17 ocasiones y ya había conseguido el título mundial en 2016. Aun así, cada victoria es especial. “Siempre es una ilusión grande porque es algo muy complicado. Para mí, el premio es más de ellos que mío. Por eso, las medallas las pongo en sus jaulas: las ganaron ellos”, incide.
Este tipo de competiciones no solo reúnen a criadores de todo el mundo, sino que movilizan muchos sectores relacionados. En el caso de los mundiales, los países presentan candidaturas y se asignan sedes con varios años de antelación. Los canarios no viajan con sus dueños, sino que son transportados por la federación en vehículos especializados, con alimentación y condiciones controladas, garantizando igualdad para todos los participantes. Además, cada evento se acompaña de una feria especializada con expositores de jaulas, alimentos y accesorios, atrayendo a miles de personas. En España, explica este vecino cedeirés, hay alrededor de 40.000 criadores federados.
Aunque hasta ahora ha trabajado con la variedad Bruno Rojo Mosaico, José Antonio planea incorporar dos nuevas gamas de canarios a su aviario, añadiendo un nuevo desafío a su trayectoria.
“Es una forma de de buscar nuevos retos”, afirma entusiasmado. Y es que, más allá de los títulos, lo que realmente impulsa a este vecino es la conexión con sus aves. “Los pájaros te reconocen, crean un vínculo contigo. Si otra persona entra a cuidarlos, se asustan. No son solo animales de concurso, son parte de mi vida”.