San Martiño de Xuvia comienza a florecer tras las obras de la Diócesis

Los trabajos han permitido el acceso con seguridad a estancias como la cocina, hasta ahora en desuso
San Martiño de Xuvia comienza a florecer tras las obras de la Diócesis
Parte del patio interior con el suelo original al descubierto | DANIEL ALEXANDRE

En el transcurso de apenas una hora en el Monasterio de San Martiño do Couto se sucedieron peregrinos de Jaén, Almería, Madrid o Cuba. Eran las 10.00 horas y el tiempo no acompañaba. Aún así, la jornada de ayer tenía algo especial pues ellos eran de los primeros en poder disfrutar de las maravillas de un enclave mágico en el que la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol ha estado realizando obras de consolidación y mantenimiento.


A pesar de que las fechas actuales son el comienzo de una campaña de peregrinaje que cada vez va a más, las cifras de un sábado de lluvia no dejan indiferente a nadie. Así, lo comenta María Josefa Rial, una voluntaria ocupada de, entre otras cosas, sellar las credenciales desde la pandemia. La suya es una historia de amor por partida doble. Acabó en las instalaciones de Xuvia después de una vida dedicada al voluntariado porque “me casé con uno de esta parroquia”, comenta entre risas, pero también porque San Martiño tiene un componente intangible “para el que no hay palabras”. “Es algo realmente bonito pensar en la gente que trabajó para poder levantar algo así. Ahora todo son máquinas pero hay que echar la vista atrás” y pensar en el gran engranaje de oficios que hicieron que este monasterio siga en pie a día de hoy. 


Y a pesar de que a los locales, quizá por cuestiones rutinarias, se nos olvide darle el valor que realmente tiene, los visitantes no dudan. “Quedan fascinados. Dicen que hay pocas cosas así de bonitas”, asegura Rial. Esto se deja ver en un libro de firmas que han instalado en la entrada de la iglesia, en el que todo aquel que tiene un rato deja su impresión. No hay malas palabras y los comentarios vienen de cada rincón del planeta. Muchos, además, hacen un guiño a los voluntarios, Rial y Benjamín Hermida. 


Pero no son los únicos porque a pesar de que no tenga título, Armando, un vecino de la zona que supera la barrera de los ochenta años, también pone su grano de arena. Es fácil, si uno visita San Martiño, ver cómo llega con cientos de bastones hechos por él mismo y que han acompañado a más de uno hasta Santiago. De hecho, Hermida asegura que en una ocasión que visitó la capital, pudo ver estas creaciones, “alguna incluso en conjunto con ofrendas florales”.

 

Bastones
Bastones realizados por Armando I D.A. 


La afluencia de peregrinos aún no ha llegado a sus meses álgidos –la época estival– pero Rial asegura que solo el domingo pasado deseó un “bo camiño” a 83 personas. Esto demuestra el auge del Camiño Inglés, que en meses como el de agosto “sellamos 165 credenciales en una jornada, no podía dejar el cuño ni un segundo”, recuerda jubilosa.

 

Los trabajos


Esta pareja de jubilados se dedica con mimo al cenobio y entre labores cotidianas –que van desde fregar los interiores hasta cortar el césped– se han ido encontrando elementos que suponen unos avances meritorios en el conocimiento del pasado de este gran enclave. Pero no solo eso, ponen de su parte en cuestiones que, a simple vista, podrían pasar completamente desapercibidas como son las flores. Rial ha plantado en las inmediaciones del patio “geranios de mi casa”, que ella misma ha traído y cultivado desde la semilla. Esto, además de demostrar el cariño que tiene por el monasterio, también evidencia la dedicación. 


Asimismo, en los trabajos realizados por Hermida, todo un manitas, se han rescatado, por ejemplo, alguna de las tejas originales que datan del “siglo XVIII aproximadamente” o parte de los azulejos que permiten ver la realidad del pasado de una forma mucho más cercana. 


También el suelo, que se ha visto liberado de una capa asfáltica, ha recobrado su forma orginal, pudiendo conocer con más detalle, por ejemplo, cuestiones relativas a la canalización tanto horizontal como vertical del agua en el momento primigeneo de esta construcción. 


Ahora, con las obras realizadas por la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol se ha conseguido frenar “la caída de piedras y muros”, explica el organismo. Asimismo, se han puesto en marcha labores de limpieza en los tejados y fachadas para “intentar detener el progresivo deterioro del inmueble”. Estas mejoras se han acometido en las estancias relativas al horno y a la cocina que, como avanza el organismo, “permiten el acceso con seguridad a estas estancias”.

 

Cocina monasterio
Parte de las instalaciones de la cocina I D.A.


De la misma manera, desde la Diócesis aseguran que, actualmente, se está en proceso de espera –a expensas de la delegación de Patrimonio– para poder llevar a cabo un proyecto que permita “destinar este bien a usos culturales, formativos y religiosos, vinculado al Camino de Santiago”, aseguran.


Mientras tanto, las obras ejecutadas han permitido ir un paso más allá, habilitando un espacio que hasta el momento se encontraba cerrado: la cocina. El trabajo del futuro, quizá, ayude a que todos puedan conocer más de cerca el pasado. 

San Martiño de Xuvia comienza a florecer tras las obras de la Diócesis

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