El “vertedero” de Valdoviño que costó más de ocho millones de euros

El “vertedero” de Valdoviño que costó más de ocho millones de euros
La piscifactoría lleva abandonada desde el 2019 I JORGE MEIS

“Es uno de los entornos más bonitos de la comarca. Es cierto que ahora en invierno hay menos gente por el lugar, pero aquello se ha convertido en un vertedero a la orilla del mar. A nivel turístico es una desgracia, pero a nivel ambiental, incluso más”, lamentaba el vecino valdoviñés Antón Souto hace ya unos años con relación a la que fue una gran piscifactoría.


La preocupación de Souto sigue vigente, y se extrapola a otros que, a pesar de no ser vecinos de la zona, ponen en valor el patrimonio natural del litoral de la comarca. 

 


 

En Meirás se puede encontrar una de las puestas de sol más conocidas por los fotógrafos de la zona. Entre muchas de estas instantáneas, sin embargo, se cuelan una serie de ruinas que, a pesar de que ya son parte del entorno después de casi cinco años abandonadas, se han convertido en una “escombrera o un vertedero”.

 

1 Una piscifactoría en el pasado


En una zona de gran atractivo turístico, en pleno paraje natural entre la playa de Os Botes y la ermita de A Virxe do Porto, se encuentra la planta que llegó a producir 70.000 alevines de rodaballo, 450.000 de besugo, cifra que la convertía en uno de los mayores productores a nivel mundial, y uno de los stocks más importante a nivel nacional en lo relativo al mero.


Las instalaciones nacieron hace más de dos décadas y fueron motivo de varias condecoraciones, como el premio Galicia a la innovación empresarial que la Xunta le otorgó en 2003. Un galardón que conllevaba, por aquel entonces, una cuantía de 50.000 euros que, según la empresa, “se reinveritrán en las investigaciones”.

 

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Las instalaciones se encuentran completamente abandonadas I JORGE MEIS


Si se habla de números, la explotación de la firma Isidro 1952 contó con una importante inversión de fondos públicos, en su mayoría de la Unión Europea. En los últimos 15 años de funcionamiento –desde 2005 en adelante– la empresa recibió un total de 8.291.420,49 euros. También contó con una serie de subvenciones de la administración gallega (algo más de 5.000 euros).


A pesar de todo, la situación no vio su declive en el año de la pandemia y nunca volvió a estar operativa. Los trabajadores del planta, cerca de 16 en la parroquia valdoviñesa, se fueron a la calle. Compartieron destino con más de 100 personas que, en el resto de empresas de la firma, se vieron en situación de ERE y, más tarde, sin trabajo. La empresa entró en concurso de acreedores.

 

2 La actualidad se traduce en una escombrera


La situación actual, a pesar de que ya se han llevado a cabo varias intervenciones desde la administración local para asegurar el perímetro, dista mucho de lo que se espera dentro de un entorno privilegiado como el que tiene esta infraestructura.


Hubo quien, en un arrebato de “buenas ideas”, decidió que este enclave era ideal para convertirse en un basurero al aire libre y, así, durante el año pasado se encontraban allí juguetes viejos, partes de diferente mobiliario del hogar como armarios o neveras y, lo más curioso, un asiento de autobús.

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Interior de las instalaciones I D.A


Así, los vecinos también pusieron de manifiesto hace ya tiempo que, cada vez, había más escombros en la zona, presuponiendo que había quien vaciaba su basura provenientes de diferentes obras en este espacio, convirtiéndolo en un acumulamiento de todo tipo de deshechos que pocas características comparten con la idílica estampa del mar y los acantilados.

 

3 Un cambio que comienza en internet


Detrás de Proxecto aMARte –dedicado a la fotografía, el arte y la naturaleza– se encuentran el coruñés Antón Soto y la ferrolana Patricia Casteleiro. 


Esta pareja afincada en Narón ha llevado a la plataforma Change.org una iniciativa para recoger firmas con la intención de conseguir el desmantelamiento de la piscifactoría y, así “restaurar el espacio natural protegido”.

 


“Su estado representa un grave foco de contaminación”, comentan y, además “un espacio muy peligroso tanto para personas como para los animales”. 


Ellos, que buscan siempre una instantánea “que ponga en valor los espacios naturales locales”, aseveran que, a pesar de que conocen la zona y son asiduos a sus puestas de sol, “nos estábamos acostumbrando a que esto estuviera ahí”.


Hubo un día que “cortocircuitaron”, confiensan, y “nosotros mismos nos sorprendimos”. Aquí fue donde surgió la idea de intentar cambiar las cosas y, por ahora, ya han superado las 200 firmas.


Asimismo, son conscientes de que este trato irrespetuoso de, sobre todo, las aguas, se ve en una gran parte del litoral gallego, por lo que aMARte se concibe “como un proyecto de comunicación con otras partes de Galicia que comparten nuestra forma de ver el mundo”. 


Así, y teniendo en cuenta la situación de Meirás, no tienen dudas al asegurar que “en el mar y en su entorno se puede ver la consecuencia del consumo masivo de productos de uso y desecho que hacemos hoy en día”.

 

4 El turismo de las edificaciones en ruinas


A pesar de que la zona ya es turística –y cada vez más–, a esta pareja también le preocupa que “este abandono provoque un atractivo en sí mismo”.


Y es que el fenómeno del “urbex” –que consiste en visitar lugares abandonados, “encantados” o que tienen un pasado trágico– crece cada vez más y ya son muchas los espacios en internet en los que se encuentran instrucciones, mapas o itinerarios enteros de zonas que visitar. De hecho, hay empresas que han empezado a ofrecer servicios guiados para conocer este tipo de enclaves.


“Ya nos han contactado por redes sociales para conocer la ubicación exacta”, aseguran Soto y Casteleiro.

 

5 La respuesta de la administración pública


El Concello de Valdoviño, con Alberto González como primer edil, es consciente de la situación en la que se encuentra la piscifactoría. De hecho, “invertimos moitos recursos en señalizar e perimetrar a zona”, comenta.

 

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Los vecinos reclaman actuaciones en la zona I JORGE MEIS


A pesar de ello, la infraestructura sigue en un estado decadente, puesto que “a titularidade é privada” –a pesar de que hay una pequeña parte de terreno de dominio público– y, por lo tanto, la administración valdoviñesa poco puede hacer para tomar las riendas.


Aseguran que se han llevado a cabo reuniones tanto con el Gobierno central como con el de la Xunta pero que, por el momento, “hai que resolver o concurso de acredores”, que comenzó en 2019.

 

 

 

 


Desde el ejecutivo de la localidad también hay planes para este espacio. En un primer momento, les gustaría continuar con la explotación pero, en el caso de que esta fuera inviable, “queremos rexenerar e reutilizar o espazo para dar servizo aos mariscadores e mariscadoras da nosa zona”, así como a los usuarios de la playa proyectando, siempre que sea posible, un aparcamiento. 


A la espera de un concurso que aún no ha visto su fin, en esta infraestructura, sin embargo, quedan los restos de la piscifactoría prácticamente irreconocible entre la basura que locales y visitantes. 

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