Este domingo se dirimieron bajo un sol de justicia las finales del Open Nacional de tenis en silla de ruedas, competición que arrancaba el pasado viernes 30 de agosto y que finalmente congregó a trece deportistas en las pistas del Casino Ferrolano Tenis Club.

Se proclamó vencedor de la modalidad individual el aresano Álvaro Illobre –organizador también del torneo–, tres años después de haberlo hecho por última vez en 2021. Para la ocasión tuvo enfrente al madrileño Jorge Iglesias, que defendía título y partía como uno de los cabezas de serie; el duelo entre ambos finalistas se prolongó durante algo más de dos horas, zanjándose con un 2-6, 7-5, 6-3 a favor del anfitrión. 

Illobre admitió haber sentido la presión, “Jorge es un rival muy complicado, entrena mucho, es muy sólido”, y su partido fue de menos a más para el nuevo campeón “empecé mal y me supe rehacer”, contó. Las sensaciones fueron similares al otro lado de la red, ya que Iglesias entró en pista esperando “un partido de aguante”, "sabía que iba a ser largo, y el que más ha aguantado y mantuvo la cabeza fría ha sido Alvarito", compartió, finalmente dando la enhorabuena a un rival “que falla muy poco”.

A la par que los finalistas, en la otra pista del club disputaron la final de consolación Patxy Fadrique y Francesc Prat, un partido más breve, pero igualmente reñido que terminó con un 4-6, 6-3 y el super “tie break” a 11-9 a favor del tenista catalán. 

Dobles bajo el sol 

Fadrique e Iglesias tuvieron oportunidad de resarcirse haciendo tándem en el último duelo de la modalidad de dobles contra Juan José Rodríguez –subcampeón del Open ferrolano en 2023– y Víctor Marcén, colaboradores habituales.

El calor y el sol apretaron especialmente en las horas centrales del día. Más allá de minar la energía de los finalistas, la humedad y el calor provocan inconvenientes adicionales para ellos subrayó Illobre, como la dificultad para maniobrar bien con la silla cuando el agarre de la mano falla por el sudor.

Con todo, los aspirantes al título de dobles no cedieron en una persecución mutua que se produjo durante el segundo set,  "hemos tenido opción hasta una bola de partido ahí al final" valoraba Marcén, que junto a Rodríguez cedía la victoria a sus oponentes. Y es que con un resultado de 3-6 y 7-6(2), los cuatro deportistas se jugaron la victoria en otro super “tie break”, en el que el cansancio y el duro clima hacían mella en el dúo riojano-aragonés.

"Muy duro, muy peleado, tuvimos que levantar una bola de partido en contra, pero contento porque aquí hubo alguna final de dobles perdida en Ferrol, y por fin", compartía aliviado Fadrique al término del partido.
 

A por las "bodas de plata" 

Aunque el Open acaba de terminar, Illobre ya tenía en mente algunas ideas para la vigésimo quinta edición del torneo –las "bodas de plata" de uno de los certámenes de tenis adaptado "más de decanos de España"–, desde reunir a los pasados campeones a regalar algún recuerdo especial, opciones que el nativo de Ares comenzaba ya a imaginar. "Se verá a donde se puede llegar", bromeó, sintiéndose "muy contento de que siga funcionando, es un torneo muy de amigos".

Este año la expedición de aspirantes al título ferrolano se instaló en el Club de Tenis, si bien hasta entonces el Open venía celebrándose en las pistas municipales de A Malata y también en el Club de Campo, que este verano no pudo acoger el torneo por reformas en sus espacios de juego.

"El cambio siempre es una novedad que genera ciertas expectativas e ilusión, el lugar nos ha gustado y es muy probable que se repita el año que viene", opinaba Juan José Rodriguez, a pesar de haberse estrenado en el lugar con una final perdida que resumía con un "esto es tenis".

Como organizador del evento y con la accesibilidad de la ubicación en mente, Illobre coincidía, "igual para el año volvemos, porque estuvimos contentos. Aquí yo he entrenado, lo que pasa es que no hay ninguna pista accesible aunque en una libramos bien y en la otra pudimos habilitar una rampa", concluyó.