Ares construyó este sábado en Bermeo los cimientos de su ascenso y este domingo puso la última teja de su ascenso en Portugalete. La “Santa Olalla” aresana hizo exactamente lo que tenía que hacer en la mañana de este domingo en aguas vascas, no volverse loca, saber jugar con la gran regata dirimida en la primera jornada del playoff de ascenso y pelear por una de las tres primeras posiciones en la segunda y definitiva cita camino de la elite. Si bien, los de Pendo querían, lógicamente más, sellar su vuelta, por tercera vez, a la Eusko Label con una victoria.
En una contrarreloj que poco o nada tuvo que ver con la de Bermeo, la de esta mañana se disputó en una ría excesivamente calmada y casi sin viento, un hándicap para unos xabrentos que se desenvuelven mejor en “peores” condiciones. El barco aresano fue el último en salir en una cita en la que ya desde el primer largo se vio que el guion no iba a ser el mismo que hacía menos de 24 horas.
Los de Ares sabían que San Juan, segundo en Bermeo, iba a echar el resto de cara a atar una de las esas dos primeras posiciones que le daban el ansiado ascenso, así como Santurtzi para seguir soñando. Y así fue durante la primera mitad de la regata, con estas dos embarcaciones comandando la tabla. Mientras, Ares mantenía la calma.
En los dos últimos largos en las tranquilas y engañosas aguas de Portugalete, los aresanos patroneados por Hugo Rascado mantuvieron la palada y actitud que les llevó a seguir aumentando la historia de la entidad de la villa, con un título de Liga A, un oro en el Gallego y un casi pasaporte a la final de La Concha. San Juan seguía a los suyo, ya que eran los de Gipuzkoa los que tenían que arriesgar.
Y la jugada les salió bien, tanto para ellos como para Ares. Cruzando la línea de meta en una mañana perfecta en primera posición con un tiempo de 19:41, la “Santa Olalla” regresaba a la Eusko Label poco más de siete segundos después. Los abrazos y la alegría quedaron un tanto atenuados por el cansancio del esfuerzo realizado en una tripulación en la que gran parte de sus integrantes ya saben lo que es estar entre los mejores y lo volverán a hacer, como mínimo, un año más.
“No había más para celebrar”, señalaba el remero local Dani García Vázquez, entre risas, sobre la tenue celebración de los suyos al cruzar la meta “estábamos muertos. La regata se hizo muy dura”. Una competición en la que el plan inicial salió a la perfección con calma cuando parecía que los rivales explotaban y “poniendo las cosas en el sitio” cuando era necesario. “Ahora toca celebrar y descansar”, añadía el deportista local al que ahora le espera, junto con sus compañeros un gran regreso a una villa aresana que ya prepara por todo lo alto la tercera venida de los suyos.