Solo en la tanda de penaltis cedió el Racing frente al Oviedo en el partido de más nivel de lo que va de pretemporada. Antes, el equipo ferrolano demostró estar a la altura de uno de los llamados a ocupar la zona media de la tabla clasificatoria, ante el que empató al término del tiempo reglamentario. Así que la escuadra de la ciudad naval demostró que, a poco más de una semana para que empiece el campeonato liguero de Segunda, su puesta a punto va por buen camino.
La igualdad fue la característica de los primeros minutos del partido, en el que ambas escuadras dispusieron de ocasiones para estrenar el marcador. Fue un choque en el que se notó que el ritmo de juego era muy superior al de compromisos anteriores, con dos equipos en la recta final de su preparación para el campeonato liguero de Segunda.
Fue el cuadro “carbayón” el que inauguró el marcador. Lo hizo a través del gol de Borja Bastón, que fue el encargado de materializar la ocasión provocada por la presión de dos jugadores del Oviedo a Iker Losada. El Racing, sin embargo, no se descompuso por el tanto encajado y no tardó demasiado en encontrar la diana del empate, surgido de un penalti sobre Sabin Merino que el propio delantero vasco se encargó de transformar en el tanto que devolvía la igualada.
A partir de ahí y hasta llegar al descanso, el partido volvió por los derroteros por los que había circulado hasta entonces, con los dos equipos rivalizando sobre el terreno de juego, disponiendo de tímidas ocasiones... pero sin marcar.
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Los cambios realizados en el descanso por los dos entrenadores refrescaron a los protagonistas del choque, pero no cambiaron el guion de lo que se estaba viendo sobre el terreno de juego. De hecho, las ocasiones se fueron repartiendo para los dos equipos y, a pesar de que quizás el cuadro ovetense dispuso de las más claras, el de la ciudad naval no le perdió la cara al partido y se aproximó a la portería rival con más o menos frecuencia, pero sin encontrar la efectividad.
En los últimos minutos, tal vez por el cansancio de la pretemporada o por la falta de rigor táctico de los dos rivales, el partido pareció “romperse”. De ahí que las ocasiones llegasen más por errores del rival que por aciertos propios. Sin embargo, ninguno de los dos contendientes fue capaz de marcar antes del final del tiempo reglamentario y eso llevó el partido a la tanda de penaltis para ver quién era el ganador del trofeo. Ahí el cuadro asturiano acertó todos sus lanzamientos y el fallo de Nacho Sánchez le dio el título.