Ferrolterra tendrá la próxima temporada un árbitro en Primera. Javier Iglesias Villanueva –Pontedeume, 1983– asciende a la máxima categoría tras una campaña sobresaliente. Es el premio a 23 años impartiendo justicia en el césped.
¿Su ascenso a Primera fue una sorpresa o intuía que podía llegar?
Es verdad que este año hicimos un partido de playoff, el Tenerife-Las Palmas, y, cuando te dan la oportunidad de arbitrar un playoff, entiendes que has hecho las cosas bien durante el año y que alguna opción de subir a Primera existe. Pero, aunque sabes que existe, siempre vas con el freno de mano y con precaución por lo que pueda pasar... Por eso, decir que estoy contento se queda muy corto con las emociones que estoy viviendo.
¿Es lo máximo a lo que puede aspirar un colegiado?
Sí. Llevo arbitrando desde el 1999. Estos días pasados tuvimos un acto del centenario del Comité Galego de Árbitros y, hablando con un compañero, le decía que cuando estaba en el instituto y teníamos la inquietud esa de qué quieres ser de mayor, que la mía era ser árbitro de Primera. Cuando te dicen que el sueño que tenías cuando eras un niño se convierte en realidad, pues la alegría es desbordante por todas las emociones, por todos los momentos vividos, los buenos, los regulares, los malos y los peores: ese día lo compensa todo.
¿Sus amigos entendían que prefiriese ser árbitro a, por ejemplo, futbolista?
Esa parte es la que no se ve tanto. Cuando tú eres árbitro con 16 o 17 años y los fines de semana, en vez de ir a los cumpleaños y a las fiestas, te tienes que ir a arbitrar a Cedeira, Ortigueira o As Pontes, los amigos te dicen: “Pero es que estás siempre arbitrando...”. Pero a mí era lo que me gustaba y sabía que si quería llegar a algo era el trabajo que tenía que hacer: sacrificas muchas cosas, pero te das cuenta que ese sacrificio en días como estos valen la pena.
El arbitraje ha evolucionado y el VAR es un ejemplo. ¿Hay vuelta atrás?
Tenemos que tener claro que el VAR es una herramienta que ha llegado para quedarse y que va a estar aquí de por vida. ¿Que ha revolucionado el fútbol de la manera que lo conocíamos? Por supuesto. ¿Que es una ayuda imprescindible hoy en día para evitar goles fantasma, goles en fuera de juego, acciones muy claras que se nos pueden pasar de-sapercibidas en el campo? Sí, es una herramienta muy válida, usada por personas, que a veces se nos olvida; a veces se nos olvida que el VAR no es una herramienta científica, sino un árbitro que trabaja desde una sala, con sus errores, que también existen, pero sin duda es una herramienta magnífica para el fútbol.
Los árbitros son deportistas de elite, pero ¿cuál es la cualidad principal en un colegiado?
El árbitro es un compendio de muchas cosas: hay que estar físicamente a un nivel muy alto, hay que tener una concentración brutal durante 90 minutos, hay que saber gestionar las emociones de los jugadores... Trabajamos diferentes planos y todos a un nivel muy alto. Es verdad que no somos los más altos, ni los más fuertes, ni los más rápidos, ni los que más saben, pero intentamos que la media de todas las cosas que tenemos que hacer estén a un nivel óptimo. Si eres capaz de estar a un buen nivel físico (entrenamos tanto como cualquier equipo de fútbol) y de gestionar las emociones podrás sacar un partido adelante. Hoy, la psicología arbitral es un factor muy importante también para saber llevar las emociones en los partidos, tanto las propias como las de los jugadores, o de las diferentes situaciones que se dan... Es un compendio de cosas que, unidas, hacen que podamos sacar un partido adelante.
¿Hay ahora más colaboración por parte de futbolistas, entrenadores, directivos o todavía queda camino por recorrer?
Todos los estamentos se van concienciando de que el árbitro es un deportista más, que es una parte imprescindible del juego y que tiene sus errores. Cuando los errores van en contra de un equipo, pues ese equipo se siente perjudicado, es lo normal, pero cada vez son más conscientes de que esos errores pueden formar parte, y deben formar parte, del fútbol: el error es algo natural e, igual que falla un jugador, nosotros nos podemos equivocar dentro del campo, incluso los compañeros en el VAR pueden tomar una decisión errónea por valorar mal una acción concreta, pero entre todos conseguimos que cada vez sean menos: el nivel de error ahora mismo es muy pequeño. ¿Que queda camino por recorrer? Seguro que podemos mejorar y hacer más cosas, pero el camino que se está llevando es el correcto y yo, como árbitro, me siento cada vez mucho más integrado en el fútbol de hoy el día.
¿Esa colaboración es extensible al fútbol base?
Ahí es donde más esfuerzo deberíamos hacer todos porque es el inicio de todo. Si entre todos conseguimos que esos niños y niñas que empiezan y que hacen algo que les gusta vean natural ganar, perder, disfrutar, eso hará que el día de mañana no haya que pelear tanto con los aficionados . Es verdad que el impulso de ganar lo tienen todos los deportistas, pero hay que saber distinguir entre las ganas de ganar y las cosas que no deben suceder en un campo: todo lo que pueda instar a la violencia, al mal rollo, a que los niños no se sientan felices con algo que les hace sonreír hay seguir trabajándolo hasta hacerlo desaparecer.