Dentro de un mes se cumplen 23 años del último ascenso a Segunda que se registró en el campo de A Malata. Fue el 25 de junio de 2000 cuando el equipo ferrolano subió, tras más de dos décadas de espera, a la categoría de plata nacional. Lo logró gracias al empate cosechado frente al Ceuta (2-2) en la última jornada de la fase de ascenso. Y lo alcanzó en un estadio prácticamente lleno –casi 12.000 personas–, como lo va a estar con motivo del partido que enfrentará al cuadro verde con el Celta B.
A Malata espera vivir mañana un ascenso histórico, porque los otros dos a la categoría de plata nacional de este siglo se consiguieron a domicilio –en 2004 en el Cerro del Espino de Majadahonda; en 2007, en el José Rico Pérez de Alicante–. Mientras, las otras dos veces que el cuadro verde dio el salto de categoría, de Tercera a Segunda B, tuvieron lugar en casa, contra el Laudio, y en La Victoria, frente al Jaén.
La ilusión que hay en torno al equipo ferrolano convierte el partido que mañana lo enfrenta al Celta B en tema de conversación en las cafeterías, en referencia ineludible a la hora de hacer planes de cara al fin de semana... Así que la ciudad espera paralizarse durante las dos horas que dure un encuentro en el que el cuadro verde espera dar el salto al fútbol profesional español, que lleva más de quince años esperando.
De esta manera, la ciudad naval espera vivir una jornada como la de entonces, en la que el cuadro verde acabó logrando el ascenso a Segunda División. Ahora, más de veinte años después, la intención es que la ciudad naval vuelva a festejar lo que ha sido una temporada magnífica y, para ello, está a tan solo un paso de poner el broche de oro con la victoria sobre el Celta B y el ascenso.