La felicidad no fue completa para un técnico Pablo Parga que, al igual que sus pupilos, quería más, pero, tirando de la frase lema de la campaña, “es lo que hay. Ahora hay un sabor agridulce, pero dentro de un ratito nos daremos cuenta de la barbaridad que acabamos de hacer con un equipo tan joven. Con unos pipiolillos llegar a estar en Superliga es un gran logro”, comentaba el preparador al término del partido. 

“Estoy muy contento, sobre todo por los chavales que se lo han currado mucho y se han dejado la piel. Por ellos, por la afición y por el club, que trabaja un montón”. El técnico de Ourense, en su primer año en el banquillo local, alabó asimismo a unos canteranos locales que “han venido, han echado una mano y han estado toda la temporada, con lluvia, con calor, aguantándome a mí, que es la hostia –ríe–”, añadiendo que “todos suman y ponen su granito de arena para conseguir una montaña tan grande como la que hemos hecho para subir a Superliga”. Una nueva gesta en la que, como no podría ser de otro modo, el fallecido canterano Óscar Prieto estuvo muy presente en el Municipal. “Esto es para él”.