Ha pasado mucho tiempo desde que el Racing de Ferrol y el Rayo Vallecano se midieron por última vez de manera oficial. Fue en 2007, cuando ambos clubes coincidieron en la extinta Segunda División B – actualPrimera RFEF– peleando por retornar a la categoría de plata.
Dieciocho años después, los dos equipos se vuelven a encontrar en los dieciseisavos de la Copa del Rey para disputar su duelo oficial número 25. En él, aparte de estar en juego avanzar de ronda, también tiene el aliciente de ampliar la racha de seis partidos invictos del Racing en el duelo particular.
La primera vez que ambos equipos se enfrentaron fue el 9 de noviembre de 1956. Las dos escuadras se encontraban en Segunda División y buscaban ascender a Primera. Sin embargo, el conjunto madrileño fue muy superior y venció por un contundente 4-0. Curiosamente, esa victoria sigue siendo la más abultada de esta rivalidad.
En el partido correspondiente a la segunda vuelta, el conjunto verde ganó por 3-1 gracias a un doblete de Tucho Sampedro y otro tanto de Somoza. Pero ahí no quedó la cosa ya que los ferrolanos sumaron su segunda victoria consecutiva unos meses después. Nuevamente, la casa racinguista fue testigo de esta proeza.
Los madrileños se vengaron en su feudo, devolviendo la igualdad al marcador al superar por 2-0, con goles de Montero y Eduardo, al cuadro naval.
En la temporada 1958-59 llegó el primer empate. Fue un 3-3 tras un auténtico partidazo. De todos los jugadores, sobresalió el racinguista Álvarez que anotó un doblete para rescatar un punto para su equipo. Ese resultado contribuyó parcialmente a que el Rayo Vallecano no pudiese mantener la categoría. Con esto, se puso fin a tres campañas seguidas de encuentros.
No fue hasta el 6 de noviembre de 1966 cuando ambos equipos volvieron a coincidir en Segunda División. Fue tras el ascenso del conjunto naval después de varios años vagando por Tercera División.
En ese primer encuentro tras el parón, el Racing de Ferrol goleó al cuadro madrileño (3-0). Lo que no se esperaban los verdes es que a partir de ese momento comenzase su peor racha contra el Rayo. En concreto, estuvieron siete partidos consecutivos sin conocer la victoria. En ese período, encajaron cinco derrotas –cuatro de ellas seguidas– y dos empates.
Esa mala dinámica se rompió, como no podía ser de otra manera, con un triunfo en Ferrol. Eso sí, fue por la mínima gracias a un tanto de Garrido.
Con todo, el Racing volvió a las andadas y perdió los tres siguientes encuentros. En ellos, encajó siete tantos y solo anotó tres. Para colmo, la última derrota contribuyó a la pérdida de categoría del equipo. A pesar de esa situación, ambos conjuntos apenas tardaron un año en verse las caras. Lo hicieron en la tercera ronda de la Copa del Generalísimo –actual Copa del Rey–.
El Racing llegó a esa instancia después de eliminar al Lugo (7-3 en el global) y al Pontevedra (4-3 en el global). El Rayo, por su parte, entró directamente en dicha ronda.
La eliminatoria estuvo muy reñida a pesar de la diferencia de categoría. En Ferrol, empataron (1-1) por lo que todo quedaba para la vuelta. Tras una auténtica batalla en Vallecas, en la que ningún equipo fue capaz de marcar en 120 minutos, los penaltis fueron los protagonistas. En la tanda, la suerte abandonó a un Racing que cayó por 4-3.
Sin embargo, los verdes se tomaron la revancha en la temporada 1975-76 cuando la Copa los volvió a juntar. Esta vez fue en la segunda ronda. El conjunto naval venció por 4-0 en el global.
Ni Rayo Vallecano ni Racing sabían que tendrían que esperar 31 años para volver a enfrentarse. Ambos se encontraron en Segunda B. Esa campaña fue una lucha encarnizada ya que ambos querían ser primeros para tener más facilidades para lograr el ascenso.
Después de dos encuentros igualados, el conjunto verde salió victorioso ya que aunque no acabó primero, pudo regresar a Segunda. Los de Vallecas no rindieron igual en los playoffs que en la liga regular y se quedaron en la estacada.
Desde ese momento, los madrileños están pensando en conseguir su venganza. Mañana, la Copa del Rey les brindará una oportunidad. Los verdes, por su parte, querrán que evitarla a toda costa. No por la competición, sino por el impulso que le puede dar hacer un buen partido para afrontar una segunda vuelta clave.