El contundente resultado de la ida (66-3) ya había decidido el vencedor de la segunda eliminatoria por el ascenso a División de Honor B. Tanto en el primer enfrentamiento como ayer, el Real Oviedo ha demostrado estar un punto por encima de un Rugby Ferrol que cerró ayer una temporada ilusionante que se queda sin premio pero que ha servido para poner las bases que permitirán lograr más éxitos en un futuro próximo.
La vuelta del cruce, que debió disputarse en Elviña al no cumplir las instalaciones de A Malata con los requisitos que establece la Federación Española de este deporte, tuvo desde el principio un sabor a despedida. Con todo, el conjunto de Juan Pablo Chorny nunca quiso dejarse ir, pese a la superioridad de un rival que, como sucediera en el partido de ida, exhibió su poderío –principalmente físico– en una segunda mitad en la que dejó al cuadro ferrolano con el marcador a cero. Antes, el choque fue diferente. Se adelantaron los asturianos con un ensayo de Tagiilima a los ocho minutos, pero la escuadra ajedrezada respondió en los momentos centrales del primer acto con dos ensayos –Chiristian Calvo y Giuliano Pizzi– y sus respectivas transformaciones, a cargo de Jorge Segura. Con 14-5 en el marcador, el cuadro visitante reaccionó y con un ensayo de castigo en el minuto 30 recortó distancias. Al filo del descanso, Nicolás Moro ponía en ventaja a su equipo.
La segunda mitad no tuvo historia y el Oviedo arrolló a su rival con un 0-45 antes de la eliminatoria en la que peleará por subir a una categoría, División de Honor B, por la que el Rugby Ferrol tendrá que esperar.