Años de preparación llevaron a Julia Vilariño, una artesana de Pontedeume (A Coruña), a crear hace menos de dos años su propia marca y compartir a través de la red los productos que emanan de su pasión, el diseño de sombreros.
Expone parte de su catálogo en esta recta final de la Navidad en el Mercado Moderno 38, una suerte de tienda efímera abierta en pleno casco histórico de Ferrol, para romper con la barrera que representa la ausencia de una tienda física en la que compartir impresiones con sus clientes.
Eso sí, cuenta a EFE que mantiene una comunicación fluida no solo con sus compradores, sino también con aquellos que estos días han recibido una de sus creaciones como regalo de Papá Noel.
"Un sombrero es un pequeño lujo, la gente se lo piensa mucho para hacerlo a medida y aprovecha estas fechas para regalar o regalárselo a sí misma", afirma la eumesa, que señala que cada "vez más" se percibe "la diferencia entre un sombrero económico y uno hecho a medida".
Y es que el primero, destaca, "te va a durar toda la vida" e incluso lo podrán "heredar tus hijos", por lo que sostiene que la ciudadanía "lo valora" en mayor medida que hace escasamente unos años.
Alude a una "compra consciente" en la que ve "primordial" el contacto cara a cara: "Las redes están muy bien, pero que la gente vea tu producto y explicar el proceso para mí es importantísimo".
Julia Vilariño comparte espacio esta Navidad con emprendedores de la comarca de Ferrol "con ganas" de progresar y observa que está gustando "mucho el producto; es un buen subidón que aprecien la diferencia".
En el mundo de los sombreros también "hay tendencias", pero estima que el público "suele ir a cosas clásicas", aunque puede llegar a arriesgar "un poco más en los adornos" o decantarse por "algo más cañero" si se pertenece a corrientes como la roquera.
Ala más ancha, más corta o complementos, pero "los clásicos no fallan nunca" para la diseñadora, que resalta que introducirse en este sector "fue casual", pero si piensa con calma concluye que tanto "mi abuelo como mi padre fueron grandes usuarios de sombreros".
"Verlos en casa crea una normalidad, siempre me llamaron la atención las sombrererías y la gente con sombrero; mis amigos y familia, cuando viajan por el mundo, me mandan fotos", apostilla la artesana.
Indica que en otros países de Europa "sigue habiendo más" tiendas y más usuarios, así que la suya también es una tarea en aras de que no "se pierda el oficio" en España, cuyo clima, añade, "es idóneo para utilizar sombrero".
Vilariño asegura que hubo muchos adeptos hace escasamente unas décadas, pero "se perdió" esa tradición: "En Europa está mucho más extendido, pero lo estamos retomando; cada vez más gente se anima y casi más los hombres, creía que era al revés".
De hecho, hace balance y subraya que en "el año que llevo con la marca estoy teniendo más encargo de hombre", menos atrevidos con los colores que las mujeres, que apuestan por "tonos más especiales, arriesgan más".
Los suyos son sombreros únicos, cada uno "es diferente y adaptado a la persona que te lo encarga" y lleva "su tiempo", así que ha apostado por crear "una caja de experiencia" que encierra una cinta métrica, una muestra de tejidos, la gama de colorido con la que trabaja, un par de adornos y el detalle de todo el proceso.
Toda una tarjeta de presentación para que el cliente "se acerque a cómo va a ser" el camino que va de la petición a colocarse el producto final en la cabeza, una senda con "mucho trabajo detrás" en la que juega con ventaja tras "muchos años de formación y de taller".
Ha recibido el reconocimiento de Artesanía de Galicia y luce su carta de artesana, un respaldo que Julia Vilariño erige en "fundamental", como también la ayuda que recibió "hace menos de un mes para formación" y que prevé destinar a seguir aprendiendo con una sombrerera de Holanda y con su "maestro de siempre".
"La formación es cara y escasa, un dinero extra para invertir es fundamental", concluye la sombrerera de Pontedeume, que se nutre de fieltros de Portugal o fibras de Italia y que quiere ahora empaparse de nuevas técnicas para seguir regalando creaciones únicas.