Los numerosos bañistas que disfrutaban este mediodía de una soleada jornada en la playa de Doniños se llevaron una de-sagradable sorpresa tras encontrar, entre Outeiro y Penencia, un ejemplar de tiburón peregrino varado. El animal, una cría de unos seis metros de longitud, estaba ya muerto cuando los primeros curiosos llegaron al área.
Así, uno de los testigos del incidente alertó a los socorristas del arenal, que a su vez avisaron a la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil. Hasta el punto también se desplazó el alcalde de Ferrol, José Manuel Rey, y la edil de Mobilidade e Seguridade, Pamen Pieltain; así como efectivos de la UMA y técnicos de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma).
Con el fin de evitar que la marea se llevase el cadáver –con el consiguiente peligro para bañistas o embarcaciones de recreo–, los voluntarios de Protección Civil procedieron a sacarlo de las aguas con la ayuda de una excavadora. El cuerpo, detallaron fuentes municipales, fue llevado a una de las dunas del arenal y hoy mismo será despedazado y trasladado a la Gestora de Subproductos de Galicia (Gesuga), ubicada en el término municipal de Cerceda, para su incineración.
El tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) es el segundo pez de mayor tamaño después del tiburón ballena. Según sus características, el ejemplar encontrado ayer tendría una envergadura media, dado que uno adulto puede medir entre seis y diez metros. Curiosamente, pese a ser una cría, se estima que pesaba unas cuatro toneladas, el más común para especímenes completamente formados.
Asimismo, es el segundo gran animal aparecido varado en los arenales ferrolanos este verano, después de que se localizase el pasado 27 de junio en la playa de Marmadeiro una ballena jorobada de diez metros de longitud y seis toneladas de peso.