Hace unos días que la muralla que rodea el Arsenal de Ferrol presentaba una curiosa imagen de medio muro blanco inmaculado y otro medio, la parte superior, manchada de verdín.
Este jueves, varios operarios se afanaban en concluir la tarea en la parte alta, con el correspondiente chorreo, dejando la muralla impoluta.
Como contraposición, a solo unos metros de allí, otra de las murallas de la ciudad, la de la cuesta de Mella, situada en los bajos de los jardines de San Francisco, se ve ahora merecedora de una limpieza.
No se trata, en ninguno de los dos casos, de actos vandálicos o pintadas, sino del paso del tiempo y la naturaleza que deja también su huella en estos muros.