El Arsenal militar de Ferrol estrena nuevas calles, abandonando algunos de los polémicos nombres que han llevado a entidades de Memoria Histórica a denunciar los vestigios de personas vinculadas con el régimen franquista en las instalaciones militares de Defensa en la ciudad naval.
De este modo, el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa –BOD– publicó esta misma semana la disposición por la que se aprueba la nueva denominación de ocho calles y de una plaza del Arsenal.
De este modo, serán rebautizadas calles con los nombres de Juan Sebastián de Elcano, Ana de Sotomayor, Nao Santa María, Nao Victoria, Galera La Loba, Galeón Santiago de Oliste, Corbeta Atrevida y Fragata Acorazada Numancia. Asimismo se aprueba la denominación de una plaza como “Plaza de Jorge Juan”.
Aunque en el documento firmado por la ministra Margarita Robles no se hace alusión alguna a la retirada de otros nombres que estaban presentes en el Arsenal, parece ser que quedan fuera de la nomenclatura de la instalación ferrolana nombres como Soldado Lois o Salvador Moreno Fernández, José María González-Llanos, Almirante Fernández Martín, Almirante Vierna, Cándido Pérez, Almirante Honorio Cornejo o Marqués de Alborán, a los que se define en la obra de Manuel Monge como “militares golpistas”.
Además, el pleno del Concello de Ferrol retiró los nombres que los recordaban en la ciudad, en algunos casos ya en 1981.
Ese incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica fue denunciada en numerosas ocasiones y recientemente el colectivo de presos políticos de la dictadura elevó esta queja ante la Fiscalía de Galicia por el incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica por parte del Ministerio de Defensa. Finalmente, se acordó que el hecho se dirimiría en el Tribunal Supremo.
El acuerdo alcanzado ahora en el seno del Ministerio de Defensa no alude en ningún caso a que se trate de una sustitución motivada por estos hechos sino que, en el BOD se indica que la Armada “siempre ha recordado el valor y el mérito de sus hombres y mujeres de reconocido e indiscutido prestigio, antes y ahora, así como las gestas llevadas a cabo a bordo de sus buques, bautizando a sus unidades con los nombres de aquellos cuyas proezas son merecedoras del reconocimiento para el conjunto de los españoles en todos los tiempos”.
Son así estos criterios los que se esgrimen para designar las calles y la plaza “con los nombres de héroes y buques que han destacado a o largo de la historia de la Armada española”.
Entre estos, hay muchos de buques que, por uno u otro motivo han hecho historia, pero también nombres propios como Juan Sebastián de Elcano o Jorge Juan. Entre ellos, se “cuela” además el de una mujer, Ana de Sotomayor.
La historia de esta mujeres es la de Ana María de Soto y Alhama, que formó parte de las tropas de Marina del siglo XVIII, pero que tuvo que refugiarse en el nombre de Antonio Soto para, a la edad de 18 años, embarcarse en la fragata Mercedes.
Posteriormente pasó, con su unidad de guarnición, a la fragata Matilde hasta que “por enfermedad y altas fiebres” se descubrió que en realidad era una mujer. En su trayectoria militar participó en lo combates de Bañuls y Rosas, la batalla naval de Cabo San Vicente y tomó parte en la defensa de Cádiz de 1797.
Aunque fue desembarcada de inmediato tras conocerse que era una mujer, el Rey concedió una pensión “por su heroicidad” y le permitió vestir sobre la ropa de mujer, los colores propios del uniforme de Marina como distintivo militar.
Ana de Sotomayor consiguió, finalmente, el grado y el sueldo de Sargento Primero de los Batallones de Marina “por haber servido durante cinco años y cuatro meses de soldado voluntario con méritos”.