El Concello de Ferrol protegerá la zona verde del aparcamiento disuasorio de Canido para evitar su utilización como zona de estacionamiento y el deterioro al que está sometido un espacio que se concibió como libre de coches. A pesar de multas y advertencias,  se ha continuado empleando y eso ha tenido consecuencias en las viviendas aledañas a uno de los muros, ya que la acumulación de agua ha provocado filtraciones hacia las propiedades vecinas.

El cierre se hará con elementos de madera, que sean amables con el entorno y cuando el tiempo sea más favorable se procederá también a la siembra de hierba para regenerar estos espacios. Aunque, de hecho, se reducirán aparcamientos, lo cierto es que eran plazas que nunca estuvieron contempladas y en este caso prima la estética, el respeto al proyecto original y también evitar perjuicios a los vecinos.

La iniciativa para solucionar esta cuestión surge a raíz del paso del Plan de Barrios por el barrio de Canido. Fueron los propios vecinos quienes, a través de la entidad vecinal, canalizaron su petición.

El inicio de las obras es inminente y se han colocado vallas en algunas zonas para despejarlas y poder trabajar. Sin embargo, a las pocas horas ya las habían movido para estacionar los coches.

A primera hora de la mañana, el acceso de un vehículo de grandes dimensiones para el traslado del material provocó la presencia policial, para ayudar en la complicada maniobra de retirarse marcha atrás por la calle Rey Romalde.

El aparcamiento disuasorio de Canido comenzó a funcionar en diciembre de 2020. Se gestó en el gobierno de Ferrol en Común y se abrió en el mandato socialista. Su coste superó en poco los 150.000 euros. Ofrece 133 plazas gratuitas, señalizadas y en parcela urbanizada, en una zona de gran afluencia tanto de trabajadores como de quienes acuden al centro o al barrio de Canido a realizar gestiones. Al igual que sucede con el Sánchez Aguilera, su uso es intenso desde primera hora de la mañana.