Realizar obras en un casco histórico implica no solo las mejoras oportunas sino que tras las capas superficiales puedan aparecer vestigios de otras etapas de la ciudad, más o menos recientes.
La remodelación de la plaza de España permitió redescubrir en su día el trazado de la muralla del siglo XVIII que rodeaba la ciudad y que ha quedado señalizado para poder tener presente el pasado en cada paseo por la zona. Ahora, las recientes catas en un solar de la calle Castro de Ferrol Vello han dejado ver otros restos de un Ferrol mucho más antiguo, cuando aún no era más que una aldea medieval. Así, a falta de ratificación de Patrimonio, el estudio arqueológico habla ya de restos de la que fue la muralla medieval de la ciudad y de un incendio que arrasó en su día buena parte de lo que hoy es el barrio portuario.
En este caso, la idea pasa también por la conservación de esos hallazgos como muestra de la historia y el pasado de la ciudad naval.
Tanto en la plaza de España como en Ferrol Vello aparecieron restos de dos amurallamientos diferentes
A estos restos históricos de gran importancia, se suman otros recuerdos de una ciudad con mucho pasado y con un trabajo en materia de ingeniería o servicios de calidad. Así, la peatonalización de la calle Pardo Bajo ha dejado a la luz, como ya sucedió en otras obras del barrio de A Magdalena y de Ferrol Vello, un antiguo alcatruz. Pasó recientemente en las obras de Espartero, donde ya se encontraba muy deteriorado, y ha vuelto a suceder en Pardo Bajo. Sin embargo, en este caso su estado permitirá conservar la infraestructura para su uso en materia de servicios bajo tierra y así, tras una paralización de los trabajos para proceder a la limpieza del canal de servicio subterráneo, estos se han retomado, manteniendo el alcatruz.
Ahora, el inicio de las obras de la calle de la Iglesia permiten ver otro recuerdo del Ferrol de antes. Aunque no con la antigüedad ni importancia de otros restos pero sí con la curiosidad de cómo era la ciudad hace años, puede verse estos días el recorrido del tranvía que circulaba por la ciudad, conectando la zona vieja con la plaza de España –antigua Porta Nova–. Ya se tapó en su momento ese tramo con la construcción del vial y ahora será de nuevo la remodelación de la calle de la Iglesia la que lo sepulte tras la retirada de los raíles.