En medio de una crisis productiva de almeja sin precedentes, el sector marisquero de la ría de Ferrol está demostrando también su capacidad para adaptarse y diversificar la oferta de recursos que pone en el mercado. Hoy en día, la que fuera su mayor activo durante décadas, la almeja babosa, prácticamente ha desaparecido y, con ella, también muchos puestos de trabajo, pero la otra cara de la moneda es la explotación de otros productos que tienen aceptación en diferentes mercados, tanto domésticos como, sobre todo, extranjeros.
El erizo de mar es una de esas especies que están mejorando sus cifras en los últimos tiempos. Es cierto que siempre ha estado ahí y que nunca ha dejado de extraerse (con la salvedad del aciago 2007, cuando el final de los planes de dinamización y la declaración de las zonas C provocó un terremoto en la ría). Incluso ha habido años (2005 y 2011) que por las lonjas de la ría se despacharon más de 30.000 kilos, pero a unos precios de 1,51 y 2,80 euros, respectivamente.
Los números ahora son muy distintos y, a la vez, más rentables para las cuatro embarcaciones que, según el último plan de explotación aprobado por la Consellería do Mar –y cuya vigencia finaliza este mismo año–, tienen permiso para trabajar con este recurso que extraen buceadores.
Cifras y estabilidad
La última campaña de extracción de erizo finalizó el 30 de abril tras seis meses de faena. Los datos de la plataforma Pescadegalicia.com dicen que se han puesto a la venta en la rula de Ferrol algo más de 10.300 kilos que han generado un total de 117.000 euros. El precio medio está ahora en 11,29 euros, casi cuarenta céntimos por encima que el ejercicio anterior. Y más ocho euros que en 2011.
El patrón mayor de la cofradía de Ferrol, Gustavo Chacartegui, asegura que esta evolución positiva del producto tiene que ver con diferentes factores, aunque con uno por encima de los demás. “En primer lugar, hay una actividad regular y muy profesional por parte de los socios que se dedican a este arte”, expone, “y, por otro, aunque está muy relacionado con el primero, con un acuerdo estable y serio con la empresa Portomuiños. Es un acuerdo justo y generoso por ambas partes y, desde luego, un ejemplo”.
Chacartegui tiene claro que con esta base se puede trabajar “con calma y sin sorpresas” y, además, “respetando siempre el recurso y sus procesos biológicos. Sabemos que una explotación sostenible y racional, con sentido, es la manera de seguir trabajando”.
Este estado de las cosas también tiene su repercusión para la propia cofradía en términos económicos. “Si a los socios les va bien, a la cofradía también”, comenta.
Una marca “de calidad”
El sector marisquero de la ría de Ferrol tiene mucha y muy fuerte competencia en otras rías gallegas, pero el patrón mayor tiene claro que “nuestros clientes, tanto los de aquí como los de fuera están valorando la calidad de nuestros mariscos”.
Un ejemplo, dice Chacartegui, es la Festa do Marisco, que tiene, apunta, “repercusión no solo en toda Galicia, sino también en España, así que tenemos claro cuál es la línea a seguir”
El erizo de mar es una de las especies comerciales en las que más se ha constatado el gran incremento del valor de los productos de la ría. Por ejemplo, hace 20 años, en 2004, se extrajeron casi 24 toneladas de erizo, que se despachó en las rulas a un precio de 1,51 euros el kilo. Cinco años después, la cotización subió un euro y en 2014 aún no había llegado a los tres euros. En 2019 alcanzó su máximo hasta ese momento, 8,37 euros ese a no extraerse más de 5.700 kilos. Ya en la última campaña, la cotización superó por primera vez los 11 euros, y las expectativas para la próxima campaña, que empezará en noviembre, son también buenas.