La reivindicación de los derechos del colectivo LGBTQI+ se consolida en Ferrol desde aquel 2015 en el que se colgó por primera vez la bandera arcoíris del balcón del palacio municipal o desde la primera manifestación, celebrada en 2018. Poco a poco se suman más personas a esta marcha –la mayoría gente joven–, que mantiene su carácter combativo y de denuncia. En su manifiesto, leído al llegar a Amboage tras recorrer la calle Real, advierten de la importancia de “un momento histórico como o que vivimos, no que a dereita está tomando os espazos institucionais” y exigen una agenda “esixente, radical e interseccional porque o fascismo nunca se parou con axendas moderadas”.
Denuncia el colectivo el recrudecimiento de la violencia y un entorno “que día a día se volve máis hostil” en el que sufren agresiones “nas rúas, nas escolas, nos nosos postos de traballo e nos nosos fogares”. Ataca además a un sistema “cisheteropatriarcal, capitalista, racista e capacitista” que deja fuera a quien no encaja ni quiere encajar. “Non buscamos ser toleradas nin normalizadas, queremos ser respectadas. Precisamos cuestionar un sistema de normalidade que nos expulsa cara ás marxes”, clamaban ayer.
En medio de la tensión provocada por la entrada de fuerzas de ultraderecha en parlamentos autonómicos y ayuntamientos y el consecuente retroceso en los derechos de las minorías, la agenda del Concello de Ferrol se mantuvo como en los últimos años. Al mediodía se colgó la bandera de la fachada de la casa consistorial y el viernes y sábado se llevará a cabo la ruta “Ferrol Desviado”. Además, los comercios que lo solicitaron lucen carteles de apoyo al colectivo y mupis y buses urbanos se visten de arcoíris. Son gestos que se repitieron en concellos de toda la comarca.