Las obras de urbanización de la calle Pardo Bajo concluirán esta semana la fase de hormigonado, según las previsiones avanzadas ayer por el gobierno local en rueda de prensa. Esto permitirá, explicó su portavoz, Julián Reina, poder empezar la próxima semana la colocación de la piedra histórica, que se aprovecharán para los márgenes de la calzada.
La transformación de esta calle la convertirá en peatonal a tiempo completo con una configuración pensada para que puedan convivir los usos hosteleros de la zona, con el tránsito peatonal. Toda la vía –que une el Callao con el Cantón– tendrá una plataforma única, sin aceras, sustituyendo el adoquín por losas de granito que permitan tener una superficie más lisa.
La iluminación se igualará con las luces renovadas en el barrio de A Magdalena –en catenaria y con tecnología led para aumentar la eficiencia energética– y la vegetación tendrá continuidad respecto al Callao.
Así, se plantará una veintena de cerezos japoneses, la misma especie que en la citada calle, que acaba también de ser remodelada, igualando la calzada y eliminando el adoquín en el tramo por el que transitan los vehículos.
Estas obras contribuirán, afirmó Reina, “á dinamización económica e social da cidade”. De momento acumulan cierto retraso –se encontraron restos históricos de la antigua canalización de la ciudad–, lo que ha interrumpido la actividad hostelera tanto en Semana Santa como en verano.
Las obras tendrían que estar finalizadas a finales de julio pero se concedió una prórroga de cinco semanas más, lo que ocupará también todo el mes de agosto.
Este hecho ha causado malestar entre el sector hostelero que se concentra en la zona, que había optado por tener la calle cerrada en Semana Santa para poder así salvar parte del verano pero se ha encontrado con que tampoco podrán aprovechar el estío. l