Agentes de la Policía Local y Nacional detectaron esta semana un positivo en consumo de estupefacientes y un conductor que conducía sin la ITV del vehículo en un control estático de seguridad llevado a cabo en la calle Ramón y Cajal. Estos resultados no escandalizan a nadie en el barrio de Recimil, teniendo en cuenta que han denunciado en múltiples ocasiones ocupaciones ilegales, venta de droga, violencia y peleas, que hacen que los vecinos “de toda la vida” y de mayor edad teman incluso salir a la calle.
Aunque desde el Concello se asegura que se trata de controles periódicos en los que colaboran Policía Nacional y Local y que tienen como objetivo “atender ás demandas veciñais do barrio de Recimil de garantir a seguridade e convivencia nesta zona”, desde la entidad vecinal no están de acuerdo con que la presencia policial sea habitual y reclaman acciones mucho más contundentes en un barrio que tiene el mayor parque de vivienda municipal de Galicia.
La presidenta de la AVV, Isabel Riveiro, no duda en señalar la seguridad como el principal problema al que se enfrenta el barrio. Asegura que, hoy por hoy, “casi hay más residentes ilegales que legales, vamos, que tengan contrato”. Algunos viven sin tener regularizada su situación, explica, pero saben convivir, pero lo malo son los “okupas” que se quedan con las casas vacías y allí desarrollan sus actividades ilícitas y, afirma la representante vecinal, “montan los conflictos que son habituales, con la droga de por medio”.
Aunque los controles policiales dicen ser habituales, la AVV asegura que “no se vea la policía y en las calles más conflictivas pregunto y me dicen que no, que no están seguros”. Por eso, afirma que las personas mayores no se atreven apenas a salir a la calle y los niños cada vez son menos. “Hasta en el colegio se recuerda siempre gente de otros barrios que estudiaba aquí y ahora no se ve”. Venta ilegal de llaves de propiedades que son municipales, expulsión de personas conflictivas, tapiados de viviendas y ocupaciones están a la orden del día, por lo que desde la entidad vecinal abogan por una regularización de las viviendas para mejorar la convivencia.
La entidad vecinal reclama mantenimiento de los servicios del barrio, local social y actividades para que el barrio pueda renacer y no ser una zona imposible para vivir
Denuncian, además, que pese a que puede haber necesidades de vivienda social, cuando echan a algún residente o se va, tapian las viviendas aunque estén en perfecto estado, algo que no ayuda al renacer el barrio, pese a las rehabilitaciones que se están ejecutando.
“Son obras exteriores y que no se realizan en muchos edificios contiguos por lo que no mejora la zona, además, quedan sin rematar, hasta con cables peligrosos que se mantienen incluso a la altura de las ventanas y del cuello de las personas ”.
Falta de podas en los árboles, viajes levantados por raíces, carencia de un local social comprometido y que nunca se ha concedido o falta de actividades vecinales son reclamaciones de los vecinos que quieren seguir viviendo en un barrio que tendría, de estar protegido y cuidado, muchas posibilidades.