Desde que se desató en Libia el ciclón Daniel, se puso en marcha una vez más la ola de solidaridad y de apoyo en catástrofes que los efectivos del cuerpo de Bomberos de Ferrol nunca dejan pasar.
En esta ocasión, a través de la ONG recientemente creada Briegal se pidió la colaboración de Casaga, con los perros Thor y Anka como “estrellas”, y hacia el país asolado por la rotura de las presas, partieron la semana pasada un equipo integrado por seis bomberos –cuatro del Concello, uno de Navantia y otro de aeropuertos de la entidad Briegal, con tres guías de Casaga y los dos canes–.
Allí se encontraron con una dura estancia, no solo por las circunstancias de la catástrofe natural sino por las vicisitudes y falta de medios y organización por las que tuvieron que pasar.
Lodo, agua y una ciudad arrasada en la que los coches podían verse hasta en las terceras plantas de los edificios es una imagen que no se les olvidará a estos voluntarios.
El trabajo de los perros de Casaga se basó en la búsqueda de “huecos de vida” en los edificios afectados. Primero entran los bomberos y determinan si puede haber algún espacio. Allí se cuelan los canes y en ellos recae la responsabilidad que después se debe tomar para determinar si echar abajo o no un edificio.
Thor y Anka son perros especializados que ya han estado en Turquía y en las explosiones de Tui, por lo que esas búsquedas son una labor a la que están acostumbrados y hacen exitosamente. En esta ocasión se halló únicamente un cadáver.
Los voluntarios de Briegal, además, participaron en búsquedas acuáticas en ríos.
El trabajo se desarrolló en dos días y el resto del tiempo fue un periplo de viaje y una situación desorganizada que nada tuvo que ver con la presencia en Turqía, donde, quizás por estar más acostumbrados a situaciones catastróficas, la dinámica de actuación, como explica Alejandro Barreiro, de Casaga, era clara y rápida, a diferencia de lo que nos encontramos en Libia, donde no había una buena distribución ni servicios, y muy malas condiciones. El viaje de vuelta, con cambios de ciudades, de aviones y cargado de contratiempos los dejó en Madrid, y ahora descansan ya en casa, con a satisfacción de haber estado donde se los necesitaba y haber ayudado en una situación catastrófica.
Esta labor ha sido reconocida con una medalla, a todos los colaboradores del equipo español, más que merecida que “certifica” su trabajo y buen hacer.
Las colaboración entre la ONG Briegal y Casaga no es puntual y en su mente está ya la firma de un convenio por el que Briegal aporta el material humano y técnico y Casaga los medios caninos.