El pasado miércoles 24, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó los astilleros de Navantia Ferrol para anunciar, casi por sorpresa, la construcción de un nuevo buque logístico. Este navío, una de las reclamaciones del comité de empresa desde hace años –que aseguraron que, a nivel de capacidad, el astillero estaba al 25%–, está llamado a sustituir al veterano “Patiño”, incorporando los últimos avances tecnológicos desarrollados por el grupo naval público.
Así, poco se sabe de momento de este buque, más allá de algunas características básicas y que estará basado en la unidad “Cantabria”, que de momento se mantiene como el segundo mayor barco de la flota de la Armada, solo superado por el “Juan Carlos I”. No obstante, Navantia ya introdujo mejoras en este concepto con la serie “Supply”, fabricada para el Gobierno australiano, por lo que no es descabellado aventurar que el futuro Buque de Aprovisionamiento de Combate (BAC) será un refinamiento de este, añadiendo algunas de las innovaciones que tendrán las fragatas F-110.
Comenzando por lo que ya es oficial, el navío supondrá una inversión de 439 millones de euros y, según se le trasladó al comité de empresa, se espera que la orden de ejecución se firme en torno al mes de marzo, de cara a iniciar el corte de chapa a lo largo de septiembre. Al tratarse de una suerte de revisión de un modelo en operación se espera que la construcción sea más dinámica que en el caso de un navío de reciente creación –en el caso de las F-110, por ejemplo, se desarrollaron previamente varios bloques piloto–, especialmente en la fase de diseño.
439 millones es el presupuesto planteado por el Gobierno central para la actualización del diseño y el desarrollo del BAC
Teniendo en cuenta que, al menos a nivel conceptual, será un gemelo del “Cantabria”, se espera que sus dimensiones no varíen mucho, aunque esto de momento no está confirmado. En cualquier caso, el mencionado BAC cuenta con 174 metros de eslora y 23 de manga, los mismos que el “Supply y el Stalwart”, así como un calado de ocho. En términos de propulsión sí hay diferencias entre los navíos australianos y el buque logístico de la Armada, utilizando los primeros motores de la alemana MAN y el segundo tecnología diesel del propio grupo naval. No obstante, teniendo en cuenta que ambos alcanzan “benchmark” similares –una velocidad de 20 nudos y un rango de 6.000 millas náuticas–, lo más probable es que se emplee en el nuevo BAC tecnología propietaria.
Respecto a los datos del empleo, las previsiones del Gobierno es que se generen 1.800 puestos de trabajo entre directos e indirectos –el comité de empresa detalló que las proyecciones realistas son de picos de 1.000 trabajadores y unos 800 operarios de la industria auxiliar–.
Asimismo, en la construcción del buque participarán unas 300 empresas de todo el territorio nacional, de las cuales unas 175 serán gallegas. La construcción supondrá unos tres millones de horas de trabajo, un millón menos que en el caso del “Cantabria”, dado que es un diseño ya maduro y los astilleros cuentan con experiencia desarrollando este modelo.
Sobre las mejoras tecnológicas que incorporará este navío, poco se sabe de momento. Uno de los problemas que presentaba el “Patiño” que ya solventaba el A-15 es el uso de doble casco en la compartimentación de los tanques. Y es que, si bien la normativa medioambiental a este respecto no se aplica a los buques militares, contar con esta característica facilita su operatividad global.
Ya en el terreno de la especulación, se espera que la nueva unidad incorpore el gemelo digital de Navantia tanto en su proceso de fabricación como a lo largo de su vida útil. Esta tecnología de vanguardia es especialmente beneficiosa, dado que permite efectuar diagnósticos en tiempo real del estado del buque y, en caso de avería, facilita la localización y reparación de la misma.
45 meses es el tiempo que llevará fabricar la unidad, lo que se traduciría en más de un millón de horas de trabajo
Una apuesta prácticamente segura que incorporará el nuevo buque logístico es el Sistema de Servicios Integrados (SSI). Esta tecnología propietaria de Navantia desarrollada por investigadores de la Universidade de Vigo (UVigo) adapta los buques al concepto 4.0, sirviendo como una especie de centro neurálgico de los mismos que sirve para interconectar todos sus sistemas. Pese a haber nacido como una solución para reducir el cableado, el ingenio fue creciendo hasta convertirse en una suerte de red que integra desde la ciberseguridad hasta las comunicaciones internas del buque.
Respecto al sistema de combate, al tratarse de un navío logístico lo más probable es que mantenga el Scomba de la Armada española en lugar del Aegis de Lockheed Martin que sí emplean las futuras F-110 –una tecnología que lo dotaría del moderno radar AN/SPY-1–.