Dos paseos en Ferrol para ver la 'explosión' de la flor del 'toxo' en su esplendor

Paseamos por los montes ferrolanos para fotografiar el intenso amarillo de la 'chorima'
Dos paseos en Ferrol para ver la 'explosión' de la flor del 'toxo' en su esplendor
La 'chorima' desde lo alto de Monteventoso, con Doniños y su lago de fondo | Jorge Meis

Están los cerezos en flor del valle del Jerte, los campos de lavanda de Brihuega y la explosión amarilla del toxo en la Costa Ártabra, ¿por qué no? En tiempos de Instagram, con las fotos cotizando al alza, es un buen momento para sacar pecho y presumir del paisaje amarillo y verde que nos brinda la chorima en el mes de abril en algunos de los montes de Ferrol. 

 

Cámara al hombro —o móvil en el bolsillo—, la propuesta pasa por echarse al monte y darse un paseo por dos de los lugares en los que la explosión del toxo está en su máximo esplendor: Monteventoso, en la parroquia de Doniños, y Lobadiz, en San Xurxo. En cabo Prior, otro de los lugares con más vegetación de este tipo y que más atrae las miradas, este año la floración no se ha dado todavía y presenta la planta, en la actualidad, un aspecto más atezado de lo que corresponde a esta época del año.

 

Para llegar al primer destino, se puede circular hasta O Confurco y, dependiendo de las fuerzas de cada quien, aparcar el coche en la parte baja del montículo o llegar con él hasta la antigua Estación Meteorológica de Monteventoso, cuya pista arreglaron recientemente. Además de la impresionante vista de la playa de Doniños y del lago, que va más allá y nos muestra también los arenales al sur del Prior, el toxo enmarca el paisaje dándole un aspecto que únicamente veremos durante estas semanas.

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La antigua Estación Meteorológica de Monteventoso entre el verde y el amarillo | Jorge Meis

Desde ese punto, se pueden seguir varios senderos que bordean el monte —por donde pasan los 50 kilómetros de la Costa Ártabra del Club de Montaña o las 101 Leguas— e incluso dirigirse hacia O Pieiro yendo de batería en batería. Cambiando de parroquia para seguir recreándonos la vista y el olfato, el desvío hacia Lobadiz se coge en la recta del pinar contiguo a la playa de San Xurxo, pudiendo estacionar allí para dirigirse a la línea de costa, a la que también se puede acceder desde la orilla sur de la playa del mismo nombre por el sendero que sale de Claudina.

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Las instalaciones destruidas enmarcan el lago y las viviendas de Doniños | Jorge Meis

Allí, de nuevo, uno se topa con la explosión amarilla llegando hasta el mar, coronada con las Illas Gabeiras de fondo, y la antigua batería de San Xurxo sobre sus pies, camuflada de tal manera que no muchos saben que bajo la maleza hay edificaciones de costa. El mirador, cercano a la pequeña cala de Lobadiz, ubicada al lado de lo poco que queda del castro que da nombre a la zona, es otro de puntos de obligada visita en estos itinerarios de la chorima que pueden finalizar reponiendo fuerzas en alguno de los establecimientos hosteleros que hay por la zona.

 

El 'toxo', un codiciado fertilizante

 

Odiado por quienes sufren el daño de sus pinchos rozando las piernas desnudas, amado por los que se echan al monte para verlo en el apogeo de su flor, lo cierto es que para nuestros antepasados era un recurso más que les brindaba el monte, como confirma el presidente de la Sociedad Galega de Historia Natural (SGHN), Xan Silvar: "Botábase, é autóctono, pero algún devanceiro, non se sabe en que época do Neolítico, descubriu que era un fertilizante natural para os montes, para logo botar o centeo que facía falla para subsistir", explica.

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Amarillo 'toxo' y una de As Gabeiras de fondo | Jorge Meis

Todavía en los años cincuenta del pasado siglo, los montes de Ferrol se trabajaban para producir alimento y, ahonda Silvar, "o nivel de riqueza da terra é moi baixo, así que un dos trucos da explotación era botar o toxo, deixalo medrar nun monte determinado, cortalo y queimar os restos para engadirlle ademais a fertilidade das cinzas antes de plantar o maínzo". 

 

"Saber estas cousas está moi ben para entender o que está diante da nosa cara, o que foron os montes que agora están rearboreando por falla de uso", valora el de la SGHN, recordando lo que le dijo una chica sudamericana que estuvo aquí estudiando un máster: "Nunha saída ao monte, cando estaba todo amarelo e verde, dicía que non entendía como a bandeira galega era azul e branca, que tiña que ser nestas outras cores. E si, a verdade é que Galicia é máis isto que mariñeira", aprecia.

Dos paseos en Ferrol para ver la 'explosión' de la flor del 'toxo' en su esplendor

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