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domingo | 22 diciembre | 2024
“Trabajamos siempre en un espacio natural, donde es muy importante la lectura del lugar: capturar el espíritu del sitio mediante la arquitectura del movimiento, a través de los caminos, para ir descubriendo cosas”. Así explica el profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura da Coruña Luis Walter Muñoz Fontenla el trabajo desarrollado por el alumnado –unos 140 estudiantes– de segundo curso de las asignaturas de Proyectos –P2 y P3–.
En esta ocasión han escogido el municipio de Valdoviño para desarrollar sus propuestas de intervención para el entorno de las baterías militares de Monte Campelo, una zona de gran relevancia y en la que el Consistorio trabaja junto a la Diputación de A Coruña para ponerla en valor y recuperarla. “Trabajamos en distintos lugares, siempre en Galicia y durante dos cursos, con el objetivo de aprovechar un poco todo aquello que se genera con los concellos. Anteriormente lo hicimos, por ejemplo, en el ayuntamiento de Gondomar”, explica el docente.
El pasado día 20 regresaron a tierras valdoviñesas –después de una primera visita en septiembre, en la que participaron en una charla con representantes municipales y el experto Manuel González, autor del libro "Monte Campelo e Punta Frouxeira. Importancia militar e aproveitamento mineiro", y recorrieron la zona– para trasladarle al Concello una selección de sus proyectos.
“Pensamos que sería bonito trabajar en Valdoviño, en el que veíamos, como mínimo, tres espacios muy interesantes para actuar. Decidimos el primer año centrarnos en Monte Campelo, una zona en la que se montaron unas instalaciones militares a principios del siglo pasado dada su ubicación estratégica desde un punto de vista militar. Con el paso del tiempo estas instalaciones se abandonaron y el Ministerio de Defensa las cedió al Concello por un periodo de 25 años, con opción de compra. Algo que posiblemente suceda en un futuro”, explica Muñoz, quien apunta a que en el segundo cuatrimestre el alumnado se centrará en una zona más urbana del municipio, “con un tejido más intervenido por el hombre”, en el entorno de la casa consistorial.
“Nosotros tenemos la posibilidad de trabajar, quizás, con más libertad desde la Escuela. El alumnado realiza una serie de trabajos, digamos teóricos, que pueden servir como un banco de ideas. Un proyecto profesional puede, a lo mejor, tener muchos más condicionantes”, indica el docente.
Desde la Universidad han seleccionado las propuestas de cuatro estudiantes: Rosa Martín de Burgos, Alberto Fidalgo Blanco, Lucía de la Colina Pascual y Jesús María Cabria Tejo. “Todos los trabajos comienzan por una fase de análisis y de interpretación del sitio. Se hace una lectura desdesde los elementos físicos hasta captar lo intangible, lo sensible del lugar”.
Así pues, el primero de ellos plantea un centro de interpretación de las baterías, centrándose en la parte alta, en el Pico da Vela. Allí se encuentra un puesto de observación, un cuartel longitudinal incrustado en la ladera y un par de salas enterradas. “La alumna utiliza estos edificios, ahora en ruinas, para añadir un pequeño volumen, detrás de unos gaviones de piedra, para instalar unos aseos”, explica Muñoz Fontenla.
El segundo de los proyectos se sitúa en el mismo lugar, interviniendo en esas dos cámaras enterradas, iluminando una de ellas con un lucernario y manteniendo la otra en la oscuridad para exponer y hacer proyecciones sobre la historia del lugar. “En el edificio longitudinal hace un recorrido sinuoso con unas gradas que permiten observar el paisaje del interior del valle”, especifica el docente.
La tercera propuesta se centra en otros antiguos cuarteles, en la zona de las baterías grandes. “En Monte Campelo había dos cañones de casi 40 centímetros de diámetro, con un alcance de más de 30 kilómetros. Son gemelos a los que hay en A Coruña, en el Monte de San Pedro. En los años 40 se trasladaron a Cádiz y ahora queda la silueta, porque se rellenaron de arena. Este alumno actúa en el ámbito en el que se ubicaban, haciendo una propuesta nueva de recorridos y de reconstrucción de los edificios auxiliares, con una parte enterrada, iluminada cenitalmente, para subir y llegar a un mirador entre los dos grandes cañones”.
El último proyecto realiza un “estudio muy sensible del lugar, tomando algunas hojas como archivo de la vegetación que hay allí, que digamos son los habitantes más antiguos del lugar”. Propone códigos QR por un recorrido con los sonidos del mar y del viento. “La propuesta de la alumna tiene como peculiaridad que plantea hacer una intervención nueva: un graderío mirando al noroeste para poder contemplar la puesta de sol”.
El Ayuntamiento de Valdoviño dispone ya de estos cuatro trabajos realizados por el alumnado para su análisis. La intención es, además, llevar a cabo una muestra a finales del mes de julio.
“Hemos quedado con el Concello en enviarles material para poder hacer una exposición con los trabajos. Además de los documentos, tienen también tres maquetas que hemos dejado en la última visita y que se sumarán a los proyectos que realicemos en el segundo cuatrimestre”, indica el profesor.
