Los árboles de la plaza de Amboage vuelven a estar en el punto de mira por su frágil salud.
Al picudo rojo que afecta a las palmeras y que están en tratamiento se suma el aspecto desmejorado de alguno de sus cedros centenarios, el situado en el cruce  de las calle María y Arce, que, de no hallarse solución para los daños que presenta, podría correr la misma suerte que otros dos de la fila de cinco que bordean la plaza por la calle María, que tuvieron que ser talados en los últimos años.

El concejal de Medio Ambiente, José Tomé, informó ayer en la comisión de esta área municipal del estado en el que se encuentra este cedro, con una copa seca en un 80%, del que se informará al Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo con el fin de que se puedan determinar las posibles actuaciones a realizar para mantenerlo con vida.

Tomé explicó que a finales del pasado mes de noviembre “realizouse unha inspección rutinaria de control do estado das copas, dos cedrus deodara na praza de Amboage, na que se apreciou un lixeiro cambio de cor das acículas deste cedro, xunto cunha perda das mesmas dende a parte interior das pólas cara a o exterior, máis acentuado nas pólas máis altas”.

Ante estos hechos, se realizó una inspección visual más detallada del árbol y su entorno y el informe técnico municipal indica que no se detectó entonces plaga alguna que pudiera afectar a la defoliación del árbol. En el tronco, sin embargo, sí se descubrió una resinosis de causa desconocida en diferentes alturas.
Los demás cedros de la plaza no presentaron en esa misma inspección daño alguno.
Una vez observada esta situación, desde noviembre se han venido efectuando inspecciones semanales para, explican desde el Concello, “comprobar a evolución da afección e detectouse que, paulatinamente, foise producindo unha perda prematura de follas que deriva nunha seca dunha porcentase elevada da copa”.

Ese secado prematuro y anómalo para ejemplares de esta especie, porte y edad ha hecho que los técnicos del Concello hayan consultado al departamento de fitopatología del centro de Mabegondo para ver si es o no factible determinar las posibles causas del decaimiento del ejemplar, bien sea por daños antrópicos –por acciones externas del ser humano– o bien por la presencia de patógenos, provocados por parásitos.

A este mismo cedro se le colocaron anclajes en 2022 por motivos de seguridad, pero en ese momento no presentaba un mal estado fisiológico.

Salud

Pese a tratarse de la plaza más arbolada de las tres principales del centro de la ciudad, la de Amboage ha ido perdiendo ya varios cedros en los dos últimos años. 

La fragilidad de los mismos quedó de manifiesto con las caídas de ramas del año 2022 que no causaron daños personales pero que hicieron temer por la seguridad en la zona. Se les realizó entonces, junto a otras especies, estudios fisiológicos con el fin de conocer el riesgo de no hallarse en buenas condiciones. Fue en ese momento cuando se determinó la necesidad de proceder a la tala de uno de ellos, tanto por su inclinación y dificultad de anclaje como por el riesgo debido a su localización. Era el cuarto de los cedros, y del 1 al 3 fueron anclados para evitar riesgos. Los otros cuatro, del total de ocho existentes en esa fecha, se sometieron también a estudio. Fue en julio del año pasado cuando el número 5 corrió la misma suerte al detectarse un fallo estructural del árbol. Ahora peligra la salud del primero de los cedros de la calle María, esquina con Arce, que en su momento fue sometido a un anclaje y que ahora parece secarse