El Director del Instituto de Estudios Celtas y profesor emérito de la Universidad Nacional a Distancia de España, Ramón Sainero, ha publicado con la editorial Akal “Los orígenes de la leyenda de Breogán”, un pequeño libro en el que recoge de forma didáctica las evidencias científicas y otras fuentes históricas que apuntan hacia la llegada de los brigantes del noroeste de la Península hacia las islas Británicas, donde fundaron el reino de Irlanda, y a unos orígenes que se remontan a Tracia y que llegan por mar cruzando el Mediterráneo. Las últimas investigaciones en el campo de la genética revelan coincidencias entre las islas y la cornisa cantábrica y auguran cambios en las teorías más respaldadas respecto a las migraciones en el mundo antiguo.
¿Cuál es el origen de este trabajo?
Mi línea de investigación es sobre las relaciones del Occidente Atlántico, de cómo el pueblo de los brigantes, de la zona de A Coruña-Betanzos, embarca a las islas británicas y conquista Irlanda y después pasa a Escocia. Curiosamente los escoceses se consideran descendientes del clan de los milesios. Los milesios son los hijos de Mil de España, de la ciudad de Brigantia. La figura de Breogán es muy importante no solo en España sino también en Irlanda y en Escocia puesto que está en su pasado histórico y cultural. Entonces sería bueno separar el grano de la paja, lo que hay de real y lo que es leyenda. En el libro intento mostrar cómo se fue forjando la figura de Breogán y cómo eso dio pie a hablar de su clan y del reino de Brigantia. El reino de Brigantia y los brigantes son totalmente históricos y la figura de Breogán existe en una serie de nombres en Irlanda y en Escocia. Se considera incluso que ha dado pie al apellido O’Brian, pero bueno, eso ya no es demostrable como un dato científico real, es una posibilidad solamente. Lo que sí es científico es que un genetista de la Universidad de Oxford, Bryan Sykes, demuestra, haciendo análisis de sangre a 10.000 habitantes de la zona del Cantábrico y de Irlanda e incluso de Inglaterra que más del 70% de los irlandeses tienen en la sangre el ADN que existe en Galicia y en todo el Cantábrico. Es una prueba científica importante. Catedráticos de Oxford y de Gales nos hablan de la primitiva relación que había en la zona del Cantábrico y Galicia con las islas británicas. Todo eso va mostrando cómo este clan de los brigantes existió y se asentó en las islas británicas.
¿La investigación genética puede deparar sorpresas, hacer repensar la historia antigua?
Sí puede haber sorpresas porque todavía hay que estudiar la genética comparando no solamente la de españoles, ingleses e irlandeses, sino con habitantes de otros países, que pueden estar en Oriente Medio, en la zona del Mar Negro, en la zona norte de Grecia, como es Tracia, y las sorpresas pueden ser enormes.
Porque en su teoría traza un peregrinaje que llegaría a la Península por el Mediterráneo y que incluso tiene influencias egipcias.
Efectivamente. La teoría de la que yo hablo en este y en otros libros, como “Los orígenes celtas del reino de Brigantia: la génesis de España”, es la misma que ofrece el catedrático de Arqueología de Oxford Barry Cunliffe, que también dice que posiblemente el origen de los celtas más antiguos de Europa no está en Centroeuropa sino en la Península Ibérica. Herodoto en el siglo V antes de Cristo, en sus historias nos dice que los celtas más antiguos están en la zona del Suroeste de la Península Ibérica, la primitiva Tartessos, y que estos celtas luego, según otros historiadores clásicos, de la zona del Guadiana y del Guadalquivir, donde vivían, suben y se asientan en la zona sur de Galicia, actualmente también norte de Portugal, que serían luego los celtas. Los primitivos manuscritos de las islas británicas, tanto de Gran Bretaña como de Escocia y de Irlanda, hablan de un pueblo que venía de la zona del Mar Negro, la Tracia por así decirlo, y por el Mediterráneo se asienta temporalmente en Egipto y luego llega al sur de la Península Ibérica y de allí sube a la zona de Galicia, crea el reino de Brigantia, construyendo una torre, la torre de Breogán, y se embarcan a las islas. Y esto ya no son solamente leyendas de si hay celtas o no hay celtas, los podemos llamar como queramos, ellos nunca se llaman celtas a sí mismos, se llaman escotos, lo que sí hay, sea su nombre celta o no celta, es una gente con una serie de pruebas arqueológicas, históricas, literarias, lingüísticas y por último de ADN que viven en la zona del Cantábrico, que tienen un reino que es Brigantia, en la zona de A Coruña-Betanzos, y que desde allí invaden las islas británicas y fundan el Reino de Irlanda, y eso sí son datos que considero importantes y hasta concluyentes.
¿Se pueden esperar avances en el futuro en esta dirección?
Creo que sí, aunque no guste a historiadores, a académicos que llevan cuarenta o cincuenta años hablando de que los celtas son originarios del centro de Europa. Pero estas líneas de investigación, apoyadas con toda esta información que estoy señalando, apuntarán a que de estos primitivos habitantes de la zona del Mar Negro, unos emigraron por el río Danubio hasta Centroeuropa, que es lo que se conoce como típico de los celtas, y otros navegaron por el Mediterráneo, que era lo más fácil en aquella época, emigrar navegando, bordeando Grecia, Egipto, Italia y la Península Ibérica, donde se asientan. Podemos hablar de protoceltas, gente que no lo son pero que van configurando una cultura y una lengua que se va transformando y que termina en un celta primitivo que se habla en la Península Ibérica, en Francia y en las islas británicas, y que sigue siendo lengua nacional en Irlanda, en Escocia, en Gales y en la Bretaña francesa, por ejemplo.
¿Por qué dice que no gusta?
Los cambios siempre son difíciles. Después de estar 40 años enseñando una cosa que venga otro y que diga lo contrario, pues oye, el paso del agua al hielo o del hielo al agua es un cambio brusco y tiene que demostrarse con muchas pruebas evidentes, reales, científicas, no palabrería barata para alcanzar notoriedad. n