Remedios Rey Orjales (Manos Unidas)| “Al ser madre y ver que a mis hijos no les faltaba nada y a otros todo, tuve claro que quería ayudar a la gente”

Remedios Rey Orjales (Manos Unidas)| “Al  ser madre y ver que a mis hijos no les faltaba nada y a otros todo, tuve claro que quería ayudar a la gente”
La delegada diocesana de Manos Unidas Remedios Rey Orjales |J. Meis

Hace más de una década que Remedios Rey Orjales, vecina de Covas de 71 años, llegó a Manos Unidas como voluntaria. El pasado 2024 asumió una nueva faceta en la organización tras convertirse en la nueva responsable de la delegación local.


Hoy ya jubilada y con sus “cinco hijos criados”, como ella misma puntualiza, no tiene idea de las horas que puede dedicar a la organización, “no las he contando pero en el momento que se me necesite aquí voy a estar”, asegura. Remedios Rey tiene claro que mientras pueda “y el cuerpo aguante” seguirá prestando su colaboración a esta entidad nacional que desarrolla proyectos en todo el mundo.

 

¿En qué momento decide hacerse voluntaria? 
 

Siempre tuve esa inquietud por ayudar a los demás, la verdad. Desde que era muy joven ya colaboraba como buenamente podía  con diferentes ONGs y asociaciones, aportando la cantidad económica de la que podía disponer en cada momento, pero creo que fue justo al ser madre cuando se me movió algo por dentro y ya quise sumar algo más que dinero en beneficio de los demás.

 

¿De qué manera se produjo ese cambio? 
 

Al nacer mi primera hija y ver cómo ella lo tenía todo y otros niños en el mundo no tenían nada. En ese mismo momento se despertó mi vena solidaria, no era capaz de ver cómo otras personas pasaban apuros y no hacer nada, entonces decidí visitar al cura de mi parroquia, en Covas, y le dije que me gustaría participar de forma más activa ayudando a los demás, que lo de dar veinte euros al mes ya no me llenaba. El párroco me dijo entonces que la única ONG fiable, donde todo el dinero que se recauda llega a fin de proyecto, era Manos Unidas, así que allí me planté. Me presenté ante la delegada de aquel entonces y le conté que quería colaborar y, hasta hoy. Mientras pueda seguiré, porque para mí esto es garantía absoluta de transparencia, que es fundamental.

 

¿Y cómo llegó a convertirse en delegada? 


Estuve varios colaborando de voluntaria y hace seis años me designaron vicedelegada. Finalmente sustituí a María Ángeles Losada, mi antecesora, que agotó su periodo como delegada (el cargo se renueva cada tres años y puede ampliarse por por otros tres más). El procedimiento es el de siempre: se hace una asamblea con presencia de todos los voluntarios de la Diócesis y las delegaciones comarcales de Valdoviño, Cariño y Vilalba y salí elegida.

 

¿Cuál diría que es la labor de un voluntario de Manos Unidas? 


La labor de un voluntario no es otra que sensibilizar, contándole a la gente lo que pasa en el mundo y cómo se puede contribuir a hacer la vida de muchas personas mejor; estar presente visibilizando nuestra labor, y recaudar fondos para poder llevar a cabo los diferentes proyectos. Como abarcamos todo lo que se refiere al ser humano, todo lo que conlleve la mejora de la existencia de las personas, intentamos poner en conocimiento de la población eso mismo, eso sí, siendo siempre muy claros e informando cuál es el porcentaje que va a esa actuación en concreto, lo que se gasta en proyectos y lo que se queda en el camino, que no es más que un 15%.

 

¿Sólo un 15%? 
 

Un 15%, nada más. De hecho, Manos Unidas es la ONG más austera del mundo. Hay que tener en cuenta además que en ese porcentaje se incluyen los gastos de personal. Y debo destacar también que en España somos 6.500 voluntarios los que colaboramos con esta entidad. Cómo no va a notarse la ayuda de 6.500 personas que no cobran por su trabajo, tiene que notarse a la fuerza. Otra cuestión que también nos ayuda a recaudar dinero son los eventos para generar fondos, como el café solidario, rastrillo navideño y algunos que se nos ocurran, siempre estamos pensando en nuevas formas de llegar a la gente y buscar que colaboren.

 

¿Tienen algo nuevo en mente? 
 

Si, tenemos en mente dos nuevas formas de lograr financiación. Una de ellas es aprovechar la llegada de miles de personas que arriban al puerto de Ferrol en los cruceros y montar nuestro puesto con material de merchandising. Lo hemos comentando ya con el Ayuntamiento y nos han dicho que no hay problema con eso. Nosotros tenemos mucho material que puede interesar a estos viajeros que llegan de fuera.

 

Cuando ves el fruto del trabajo que Manos Unidas hace en todo el mundo es imposible pensar en dejar de colaborar

 

¿A cuánta gente llega su ayuda? 


Pues mira, entre el 2023 y 2024 hemos ayudado a cinco millones de personas en todo el mundo. Cómo vas a dejar de trabajar en una cosa así, contribuyendo a hacerle la vida mejor a tantas personas, no puedo ni quiero, lo dejaré únicamente por causa de fuerza mayor.

 

¿En qué zonas opera Manos Unidas en la actualidad? 


Estamos presentes en puntos tan distantes entre sí como el sur de Asia, vamos mucho a la India y Camboya, y Centroamérica, a países como Honduras o Nicaragua. También tenemos presencia en África. En todos estos lugares se intenta operar a través de nuestros socios locales.

 

¿Qué son los socios locales? 


Cuando se hace un proyecto, Manos Unidos logra que las personas a las que ayudamos se involucren, ya que es la única forma de que vean lo que se hace y se cuente también con su colaboración, su mano de obra. De este modo ellos ven su propio esfuerzo allí reflejado, eso les sube la autoestima y también contribuye a que ese proyecto permanezca allí. Lo cierto es que abarcarmos tantos campos que lo mismo estamos asfaltando una calle, que abriendo un colegio que financiando una sala de operaciones de un hospital o impartiendo unos talleres para ayudar a las mujeres que sufren maltrato por parte de sus parejas. Yo he podido ver “in situ” cómo se desarrollan estos programas y el bien que hacemos, por eso estoy tan orgullosa de ser una de esas miles de voluntarias y voluntarios que prestan su ayuda y su tiempo en todo el país.

 

¿A qué país ha viajado? 
 

Yo pude viajar a El Salvador y ver los proyectos en primera persona. Pedí ir porque tenía claro que no puedo contarle a la gente lo que pasa en esos lugares del mundo si no lo veo por mí misma,  en mis propias carnes. Volví encantada y más convencida que antes de la magnífica labor que se hace. He podido ver como niños que pasaban horas solos en las calles mientras sus padres buscaban el sustento mejoraban considerablemente su calidad de vida en nuestras guarderías, con 328 pequeños. Me emocionaba verlos porque no podía evitar pensar en mis nietos, que son mi vida entera, pero me quedaba con que estaban muy bien atendidos, contentos y alimentados, alejados de esas zonas en las que pasaban largas horas hacinados y sin nada de alimento. Fue increíble ver lo agradecidos que son. Cómo, con apenas tres años, acababan de comer y llevaban sus platos para un barreño, todo organizado y en condiciones que nada tienen que ver con el entorno en el que estaban antes. Y llegados  este punto me reitero, cómo no voy a estar satisfecha con todo el bien que hacemos.


Remedios Rey asegura que gracias a esta labor se siente plenamente realizada, viviendo una de las etapas más maravillosas de su vida. Eso sí, hace un llamamiento para que todos aquellos que sientan un sentimiento de colaboración se unan a Manos Unidas y contribuyan a esa labor que llega a millones de personas en todo el mundo. 

Remedios Rey Orjales (Manos Unidas)| “Al ser madre y ver que a mis hijos no les faltaba nada y a otros todo, tuve claro que quería ayudar a la gente”

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