Cuando Xandre se subió a un kart por primera vez, con apenas edad para empezar preescolar, su madre, Ruth Ortega, no dudó. El amor por el motor se hereda, igual que a ella le vino de su padre. Ahora, su hijo sigue los pasos de esta piloto que tiene claro que el motor no entiende de diferencias entre géneros.

“Me gané un respeto en las carreras que no me imaginaba que iba a poder conseguir”, comenta Ortega a sabiendas de que, a pesar de que ya se ha avanzado mucho en la inclusión de la mujer en el motor, el camino que queda por andar es todavía y, por desgracia, bastante largo.

“Cuando vamos a correr y nos ven salir del coche, aún hay quien se sorprende cuando ve que las dos somos mujeres”, explica. Habla por ella, pero también por su copiloto que suele ser Esther Guitiérrez o Laura González aunque, adelanta a este periódico que en la prueba de este fin de semana ninguna de las dos estará presente ya que otras competiciones de alto nivel se lo impiden. En el caso de la primera, se encuentra disputando el mundial, mientras que la segunda se está jugando el campeonato asturiano de Rallysprint.

Áun más puede sorprender que dentro de su equipo no haya hombres. Esto tiene una razón muy simple y es que, por regla general, ellos lo tienen más fácil para entrar en el mundillo así que, la piloto, opta por crear un espacio en femenino para que, aquellas que tengan las ganas y los conocimientos necesarios, puedan ser parte.

La búsqueda no fue fácil, de hecho la consideraron casi imposible en un principio. Pero después, optaron por indagar desde el nivel más primario posible.

“Fuimos de un centro a otro, buscando a chicas en estudios relacionados con la mecánica”, rememora y, haciendo balance, ha sido todo un éxito puesto que, entre las filas de su retaguardia han pasado ya muchas chicas. Es verdad que han cambiado las caras, hay nuevas apariciones dentro del equipo, pero siempre han sido bien recibidas.

“Aún no hay paridad dentro de las carreras, se ve en las listas y en la participación”, afirma tajante la local. Ella, ahora, también es un ejemplo para otras y cuenta que, como ya ha hecho a través de sus redes sociales, no tiene problema en aconsejar a nadie y hablar desde la experiencia. “Quiero que las niñas sepan que también lo pueden hacer”, explica.

Asimismo, asume que dentro de su trayectoria no todo han sido momentos felices. Ha habido muchos traspiés, incluso instantes de flaqueza y pensamientos de abandono pero, una vez más, decidió pelear y, como se puede ver, salió victoriosa. Para las niñas que la están viendo desde fuera tiene un mensaje claro, en el que no entran los prejuicios y se hace oídos sordos a las críticas. “Tienes que hacer lo que te gusta, disfrutarte y dejar a un lado las malas cosas”, comenta, y agradece a quien fue su punto de apoyo: sus padres.

Jugar de local

Como ella misma explica, “correr en casa es particularmente divertido. Es verdad que, tanto en el rally de este finde como en el de Narón hay presión, pero corres con tus amigos. Dentro de este mundillo hay un gran compañerismo y eso siempre lo hace más divertido”. Es más, en su momento decidieron hacer una copa particular, que les permitiera disfrutar de lo que más les gusta pero sin esa intimidación que suponen los tiempos y, lo que empezaba como algo íntimo, ya cuenta con diez equipos dispuestos a todo para ser los primeros entre sus amigos. Aún así, Ortega lo tiene claro: “la rivalidad se deja a un lado cuando ves a tus amigos subir al podium”.

La directiva de la cita también se lleva una alabanza, puesto que, según ella, la experiencia hace que “la organización del evento sea ejemplar”.