Un párroco alemán, Bernard Schmid, de viaje pastoral como confesor en Compostela, ha sido el primero en abrazar este miércoles la imagen del Apóstol Santiago en la Catedral, que ha reabierto el rito del abrazo a los fieles tras más de tres años cerrado por las condiciones sanitarias de la pandemia.
Ha sido en torno a las 10,30 horas cuando el tradicional rito ha reabierto sus puertas, con el paso primero de los miembros del cabildo catedralicio y, posteriormente, de los fieles en general, encabezados por el párroco alemán, el primero en retomar la práctica.
En pocos minutos, la Catedral y sus exteriores ya lucían una importante cola de personas deseosas de abrazar al Santo, uno de los rituales inexcusables a la llegada a Santiago antes de la pandemia.
Entre los primeros en acudir a la figura del Apóstol se encontraban caminantes nacionales y extranjeros y turistas tanto jóvenes como mayores, tal es el caso de una pareja que se jactaba de haber abrazado al Apóstol en su anterior visita a Compostela, hace 38 años. Este miércoles la providencia ha hecho que estén de nuevo en Santiago para cumplir con la tradición.
El cabildo catedralicio cerró el abrazo al Apóstol, en consonancia con las medidas de protección, con la declaración de la pandemia de la covid-19, el 13 de marzo de 2020.
Fue una medida excepcional, como este miércoles recordaba el director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, apuntando que incluso durante el año 2019, en el que la basílica permaneció inutilizada por las obras de restauración y la propia misa del peregrino se trasladó a San Martiño Pinario, el abrazo continuó abierto.
Tras más de tres años clausurado, los miembros de la Catedral han decidido ahora abrirlo de nuevo al público, siempre reclamando la debida prudencia, aprovechando la llegada del periodo estival, con una importante afluencia de peregrinos. "La gente que venía aquí sentía como un agujero ahí, que había que llenar", ha dicho el deán de la Catedral, José Fernández Lago.
No obstante, el rito tendrá algunas particularidades con respecto a lo que se hacía con anterioridad. Fundamentalmente, contará con un recorrido propio para facilitar los movimientos dentro de la Catedral y controlar aforos y estará prohibido hacer fotos del momento para hacer el proceso lo más ágil posible y evitar largas colas.
Teniendo en cuenta las dimensiones de la Catedral de Santiago y la necesidad de controlar el aforo y los flujos de visitantes --especialmente en temporada alta--, el abrazo al Apóstol contará ahora con un recorrido propio y separado del del resto de la Catedral. Los visitantes tendrán que entrar por la puerta de la Azabachería y recorrerán un tramo acotado de la nave y de la girola, para salir después por la puerta de Abades, próxima a la Quintana.
Así, no se mezclarán las personas que transitan para abrazar al Apóstol con aquellas que visitan el resto de la basílica, ni las que quieren permanecer con más calma en su interior. La visita general se seguirá haciendo con entrada por Platerías.
En cuanto al propio rito, desde la Catedral recomiendan limitarlo a "un abrazo", es decir, colocar las manos sobre la esclavina del Santo, evitando posar la cara en ella o besarla, siempre atendiendo a cuestiones de higiene.
Lo que sí será una prohibición será hacerse fotos o selfies durante el momento, no por un problema de imagen si no para agilizar el rito y evitar que las colas sean aún más largas.
"Hacer fotos ralentiza enormemente el proceso", recuerda Daniel Lorenzo, que apunta que, en ese caso, "el número de peregrinos que van a poder dar el abrazo sería muchísimo menor". "No se trata de estar permanentemente buscando esa imagen, esa foto, si no de tener esa experiencia que es lo verdaderamente importante", añade.
Según un estudio hecho por la Catedral en 2019, al ritmo que habitualmente se movía el abrazo al Apóstol antes de la pandemia, podrían darlo entre 500.000 y 300.000 personas al año, una cifra muy pequeña para un templo que tiene entre dos y tres millones de visitantes cada anualidad.
El abrazo al Apóstol y la visita a la cripta permanecerá abierta todos los días desde las 8,30 horas de la mañana hasta el cierre de la Catedral y se interrumpirá únicamente desde 10 minutos antes del inicio de las misas hasta la finalización de la liturgia.