Ucrania se dirigió ayer a la comunidad internacional para que obligue a Rusia a liberar la central nuclear de Zaporiyia, ahora que se reconectaron a la red eléctrica general los dos reactores de la planta, ante el riesgo de un escape radiactivo.
La agencia nuclear ucraniana, Energoatom, considera que llegaron el momento de “tomar medidas urgentes” para que Rusia ceda el control de la mayor planta atómica de Europa al Estado ucraniano “en aras de la seguridad del mundo entero”.
El llamamiento coincide con los preparativos para que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) envíe una misión a Zaporiyia, algo que podría ocurrir “en los próximos días”, según su director general, el argentino Rafael Grossi.
Riesgo de escape radioactivo
Energoatom acusó ayer en un comunicado al Ejército ruso de atacar “repetidamente” el recinto de la central, bajo control de Moscú casi desde el comienzo de la “operación militar especial”.
Debido “a la presencia de las tropas rusas con sus armas, equipos y explosivos” en las instalaciones “hay graves riesgos para la operación segura” de la planta, denuncia la agencia.
“La infraestructura ha resultado dañada, hay riesgos de vertidos de hidrógeno y pulverización de sustancias radiactivas, y el riesgo de incendio es alto”, advierte Energoatom.
La buena noticia es que los dos reactores nucleares en activo, que fueron desconectados el jueves por primera vez en la historia de la planta inaugurada en 1985, volvieron a conectarse a la red.
“La central de Zaporiyia, pese a las numerosas provocaciones perpetradas por los ocupantes, continúa operando en el sistema energético de Ucrania y cubriendo las necesidades eléctricas del país”, destacó Energoatom.
Como ocurriera en anteriores ocasiones, el Ministerio de Defensa ruso denunció ayer tres ataques de la artillería ucraniana contra las inmediaciones de la planta, donde habrían impactado hasta 17 proyectiles.
Cuatro de esos cohetes habrían alcanzado el tejado del edificio que alberga el combustible nuclear de la compañía estadounidense Westinghouse, según explicó en su parte diario el general Igor Konashenkov, portavoz castrense.
Los misiles habrían sido lanzados desde la región de Dnipropetrovsk, tras lo que la artillería rusa habría destruido un cañón M777 del Ejército ucraniano. A su vez, Konashenkov subrayó que “la situación radiactiva en la central está dentro de la norma” y negó que en las instalaciones haya “armamento pesado”.
Un vídeo grabado a escondidas por un operario ucraniano de la planta y difundido la pasada semana en las redes sociales mostró a vehículos blindados de transporte de personal militar ruso en la sala de máquinas.
Todos están a la espera del OIEA, cuyo director, que anunció esta semana un principio de acuerdo con ucranianos y rusos en el que se comprometen a garantizar la seguridad de los expertos, continúa intensas negociaciones con ambos bandos para perfilar la misión.
Por otro lado, Rusia bloqueó este viernes el acuerdo en la décima conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación precisamente debido a la central de Zaporiyia, ya que Occidente exige la completa desmilitarización de la zona.