Código Penal a la carta

Recibí por la red un chascarrillo protagonizado por un gallego reflexivo, como somos los habitantes de esta tierra, que transcribo textualmente: “prenden a un gallego y lo meten en la celda con un leproso. El primer día al leproso se le cae una oreja y la lanza fuera por la ventana. Poco después se le cae un dedo y hace lo mismo. Al día siguiente se le cae la nariz y repite la operación, la lanza por la ventana. El gallego, como buen observador, no dejaba de verlo y le dice cariñosamente: “¿Son ideas mías… o te estás escapando? 
 

Confieso que la socarronería y retranca del compatriota generó en mí una risa franca, que es el mayor regalo que podemos ofrecernos como remedio contra la tristeza y la depresión que suele acechar en una situación de crisis. 
 

Por eso, traigo esta brincadeira al comentario de hoy, porque sus dos personajes -el leproso y el gallego- son como un retrato que refleja cómo está el país de decaído tras el anuncio de la reforma exprés del Código Penal exigida por los golpistas de Esquerra Republicana (ER).   
 

El leproso es un trasunto del presidente Sánchez. Aquejado de la enfermedad de adición al poder, para mantenerse en la Moncloa va soltando “parcelas” que configuran el Estado a independentistas y nacionalistas a cambio de sus votos 
 

A ER le concedió los indultos, la exclusión del castellano de la enseñanza y el cierre del CNI. En el debate de la supresión de la sedición le dará la reforma de la malversación, después vendrá la expulsión de Cataluña las Fuerzas de Seguridad y la celebración de un nuevo referéndum.  
 

A PNV le dio el cálculo del cupo -el dinero que paga Euskadi por los servicios que presta el Estado-, las cárceles y dos selecciones deportivas que competirán bajo bandera de Euskadi. Bildu fue blanqueado, consiguió el traslado de los presos de Eta a las cárceles vascas y escribirá la historia de la Transición hasta 1983.   
 

El gallego del chiste encarna a los ciudadanos españoles sensatos que ven como estas concesiones del presidente culminan, por ahora, en la supresión a la carta de los delitos de sedición y reforma de la malversación. 
 

El ataque a la integridad del Estado en 2017, que vimos todos, muta en una algarada callejera. Por eso, el gallego del chiste, como hizo con el leproso, interpela al presidente: “¿Son ideas mías o estás desmantelando el Estado?”.
 

Un Código Penal a la carta de quienes dieron un golpe de Estado y malversaron es un ataque al Estado de Derecho de gravedad singular. Como grave es que mientan diciendo que el fin es “europeizar” el Código Penal cuando es el tributo que exige ER. En Europa aplican penas más severas a los que atacan al Estado, mientras aquí ellos marcan el camino al Gobierno.

Código Penal a la carta

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