El comercio y la hostelería de la ciudad naval sobreviven como buenamente pueden a la jornada de apagón energético. Si bien la gran mayoría de los establecimientos optaron por echar la reja hasta que se retome la normalidad, algunos negocios están logrando continuar con su actividad bajo mínimos.
Es el caso de la librería Cantón 4, que al no depender únicamente de su sistema informático, pudieron seguir funcionando entre penumbras. Asimismo, señalan que los terminales de pago, al operar por batería, está permitiendo el pago en algunos bancos. No obstante, la mayoría de la actividad del día se centró en la recogida de encargos.
De un modo similar están capeando la situación en Elías Rumbo, donde sus responsables detallan que, si bien no se están generando ventas, están aprovechando la coyuntura para realizar labores pendientes, tales como arreglos o colocación de etiquetas en producto nuevo. Son do Cantón, por su parte, ya a media tarde se planteaba echar la persiana, pero, al contar con un cargador de batería solar, estaban aprovechando para almacenar energía en previsión a la noche.
En relación a la previsión, el Bazar Callao tenía colas de clientes tratando de aprovisionarse de algunos artículos esenciales, como velas, pilas o linternas. Lamentablemente, la preocupación de los vecinos hizo que buena parte del stock se acabase en cuestión de horas.
También se registraron aglomeraciones en el establecimiento Repsol de la calle Igrexa, abierto al ser considerado un servicio esencial. Sus responsables explican que está habiendo una gran demanda de cocinas de camping, botellas de gas portátiles y reguladores. Explican, de igual modo, que tienen que seguir atendiendo la demanda de bombonas, dado que, al no haber electricidad, muchos vecinos no pueden hacer las peticiones por el móvil y por teléfono y, por ello, se desplazan hasta el local.
En cuanto a la hostelería, muchos bares y cafeterías del casco urbano optaron por cerrar, aunque también los hubo que siguieron dando servicio en las terrazas y, de forma más discreta, en el interior. En el Sur, en la calle Magdalena, explican que la gente, al no tener otra cosa que hacer, aprovechó el buen tiempo para tomar un aperitivo, dado que, salvo café y comida, las bebidas frías seguían sirviéndose. El Star, la Premiere o el Lusitania, por ejemplo, también decidieron seguir trabajando, aunque todos ellos coinciden en que, cuando comience a oscurecer, echarán el cierre.