El dolor de espalda crónico es una de las patologías que provoca más discapacidad en la población, impactando de forma considerable en la calidad de vida de los pacientes. Andrea Rodríguez, responsable de la unidad de fisioterapia del Hospital Ribera Juan Cardona, comparte algunas indicaciones de cómo mejorar esta patología con el apoyo de los profesionales de fisioterapia.
“El ejercicio terapéutico guiado por un fisioterapeuta se ha convertido en una herramienta indispensable para prevenir y tratar patologías del raquis. En el equipo del Hospital Ribera Juan Cardona queremos que los pacientes sean protagonistas de su recuperación, aplicando ejercicios y recomendaciones en su entorno personal, deportivo o laboral, optimizando el tiempo empleado en las sesiones”, afirma la profesional.
El Hospital Ribera Juan Cardona ofreció el pasado mes de octubre una primera sesión de la Escuela de Espalda, una iniciativa del servicio de fisioterapia del centro y dirigida a todos los profesionales de esta especialidad que quieran reforzar la formación en el manejo del ejercicio terapéutico.
“Con esta Escuela, buscamos dotar a los pacientes de una herramienta práctica como es el ejercicio, que puede ser incorporada en su rutina diaria para mejorar su calidad de vida y prevenir recaídas. El ejercicio terapéutico dirigido por un fisioterapeuta desempeña un papel crucial en el manejo de las patologías crónicas de espalda. Al garantizar una supervisión profesional y un enfoque personalizado, se maximizan los beneficios para el paciente”, señala la especialista.
Diseño personalizado: Se evalúa de manera integral las necesidades específicas de cada paciente, diseñando programas de ejercicio que abordan las disfunciones específicas, como debilidad muscular, rigidez articular o alteraciones posturales. Este enfoque individualizado asegura mayor eficacia y seguridad.
Corrección y prevención de errores: Durante las sesiones supervisadas, se corrige la técnica de los ejercicios para evitar movimientos compensatorios o potencialmente lesivos. Esto minimiza el riesgo de agravar la patología o desarrollar nuevas lesiones.
Progresión controlada: Durante las sesiones de ejercicio, se ajusta la intensidad, frecuencia y tipo de ejercicios a medida que el paciente mejora, asegurando una progresión adecuada sin sobrecargar la estructura afectada.
Reducción del miedo al movimiento: Muchas personas con dolor crónico desarrollan miedo al movimiento. La presencia de un fisioterapeuta genera confianza y proporciona estrategias para que el paciente recupere la movilidad de manera segura y efectiva.
Monitoreo de avances: Desde el servicio de fisioterapia se realizan evaluaciones periódicas, con el fin de medir el progreso, realizar ajustes al programa de ejercicio y establecer nuevos objetivos terapéuticos.
El ejercicio terapéutico sigue principios específicos que aseguran su eficacia como son la evaluación inicial exhaustiva y la educación y el empoderamiento del paciente.
“En un primer momento se trata de identificar las áreas de disfunción, como desequilibrios musculares, restricciones de movilidad o patrones de movimiento anormales. Y finalmente, el fisioterapeuta no solo dirige los ejercicios, sino que también enseña al paciente a entender su condición y realizar ejercicios en casa de forma segura”, explica Andrea Rodríguez.
La creación de programas de ejercicio terapéutico personalizados promueven una atención más eficaz y centrada en las necesidades del paciente.
Tipos de ejercicios supervisados:
1. Ejercicios de fortalecimiento: Diseñados para mejorar la fuerza de los músculos estabilizadores profundos, como el transverso del abdomen y los multífidos, esenciales para la estabilidad de la columna. 2. Estiramientos terapéuticos: Supervisados para garantizar una técnica adecuada, reduciendo tensión en zonas clave como isquiotibiales, psoas e incluso la región cervical. 3. Movilidad articular guiada: Ejercicios controlados para restaurar la amplitud de movimiento sin riesgo de lesiones. 4. Entrenamiento funcional: Diseñado para mejorar patrones de movimiento relacionados con actividades cotidianas o laborales del paciente. 5. Técnicas de relajación y respiración: Incorporadas para reducir el estrés asociado al dolor crónico y mejorar la conexión mente-cuerpo. |
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