Los bancos de alimentos repartieron 140.295.937 kilos de alimentos en 2023. Esta cantidad supone un 7,5% menos que la distribuida en 2022 y la peor de los últimos cinco años. Ante este retroceso, la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) hizo un llamamiento a la sociedad para incentivar la colaboración.
Los alimentos fueron repartidos entre 1.181.483 personas que accedieron a alguna de las 6.444 entidades benéficas que colaboran en la distribución de alimentos. El 56,5% de estas comidas proceden de excedentes aptos para el consumo humano y el 7% (10.160.327) representan las donaciones directas de empresas productoras de alimentación. El volumen de aportaciones económicas de empresas y particulares también cayo un 38%, hasta 3.105.024 euros, uno de los datos más bajos de los últimos años.
Para Fesbal, el descenso de la distribución de alimentos se explica por el incremento de precio de compra de la cesta básica y por la disminución del poder adquisitivo de los donantes. Ante este escenario, los Bancos de Alimentos consideran que tienen un “gran reto” por delante para el 2024.
A este desafío se suma la pérdida de 24 millones de kilos de alimentos por los cambios introducidos en el reparto de ayudas europeas. El Fondo Social Europeo Plus (FSE+), que sustituye al Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD), reemplaza la entrega de alimentos directa por tarjetas monedero a familias con hijos menores de 14 años. Este sistema de distribución será exclusivo de Cruz Roja y dejará fuera a los bancos de alimentos.
No obstante, estas entidades sin ánimo de lucro seguirán necesitando de recursos para atender a la población vulnerable que no cumple con los nuevos requisitos. Este grupo incluye familias monoparentales, personas mayores, personas sin hogar, migrantes, personas desempleadas o con niveles bajos de ingresos, así como otros colectivos.
Fesbal recordó los datos publicados por el INE en el primer avance de resultados sobre el ‘Estado de la Pobreza, 2024’. Esto datos revelan que 4,3 millones de personas sufren una carencia material y social severa, un incremento del 1,3 puntos respecto a 2022 y de ellas, el 6,5% no puede permitirse comer carne, pescado o pollo al menos cada dos días. La organización recordó que gran parte de las personas del informe no son pobres ni viven en hogares con baja nivel de empleo.
“Detrás de cada número hay una persona en situación de vulnerabilidad con dificultades para llevar una vida digna y la solución se debe afrontar de manera colectiva involucrando a todos los sectores de la sociedad, las empresas, las administraciones, las organizaciones sociales y la sociedad civil”, argumentó el presidente de Fesbal, Pedro Llorca. También añadió que “la labor de los bancos de alimentos en la lucha contra la pobreza alimentaria necesita del compromiso de todos".