la obra “The Band’s Visit”, aclamadísima por la crítica y algo más discreta en taquilla, se convirtió en la ganadora de la edición 72 de los premios Tony al lograr diez de los once galardones a los que aspiraba, entre ellos el de mejor musical. No lo tenía fácil, y es que competía con tres musicales basados en películas muy famosas: “SpongeBob SquarePants” (Bob Esponja, en castellano) –que se conformó con una estatuilla–, “Frozen” y “Mean Girls”, que se fueron de vacío.
“The Band’s Visit”, que narra la historia de una banda de músicos egipcios que aterriza por error en Israel, también está basada en una película, en este caso mucho menos conocida, y consiguió recalar en Broadway tras estrenarse con éxito fuera del circuito comercial. Uno de los momentos más emotivos llegó cuando el actor de origen árabe Ari’el Stachel recogió su estatuilla al mejor actor de reparto por “The Band’s Visit” y agradeció la oportunidad de interpretar un personaje de su raza en una plaza como Broadway, algo que “jamás” imaginó que ocurriría. “Mis padres están aquí esta noche. He evitado ir a muchos eventos con ellos porque durante muchos años he intentado no parecer de Oriente Medio. Y después de los atentados del 11 de septiembre fue muy muy difícil para mí, y me escondí y me perdí muchísimos eventos especiales con ellos”, balbuceó.
La otra ganadora de la noche fue “Harry Potter and The Cursed Child”, que sumó seis estatuillas, entre ellas la de mejor obra, demostrando que los 68 millones de dólares que costó montarla –y que la convirtieron en la más cara de la historia de Broadway– habían sido bien invertidos. Por su parte, “Angels in America”, que narra la crisis del sida en Nueva York, se alzó con tres galardones, entre ellos el premio a la mejor reposición de un musical y mejor actor, que recogió Andrew Garfield.
“Vivimos en un momento político en el que la comunidad Lgtbq ha tenido que ponerse a luchar por sus derechos con más intensidad que en los últimos 25 años, puede que desde la crisis del sida”, apuntó Garfield, que definió su obra como la “antítesis” del presidente de EEUU, Donald Trump. Las referencias a Trump no se quedaron ahí: la veterana Glenda Jackson subió al escenario para recoger su premio a mejor actriz por “Three Tall Women” y aprovechó para agradecer a los actores de color su trabajo y recalcar que “América siempre es grande” y no hacía falta devolverle su esplendor.
Robert De Niro no se anduvo con ironías y espetó sin preámbulos: “¡A la mierda Trump!”, despertando una de las mayores ovaciones de la noche.
El sabor latino de la gala lo puso Lindsay Mendez al coronarse como mejor actriz de reparto en un musical por “Carousel”, oportunidad que aprovechó para reivindicar sus orígenes mexicanos. l