Las instalaciones de A Fundación, en la Plaza de la Constitución de Ferrol, acogerán cada jueves a partir de mañana una nueva edición de los cursos que organiza el Instituto Galego do Viño (Ingavi) para obtener los Certificados en Cultura del Vino, en sus diferentes niveles. El pasado mes de marzo concluía el nivel II, en el que los alumnos profundizaron sobre vinos de España y Portugal después de haber superado (no es obligatorio) el primer nivel, en el que se ofrece una aproximación al mundo del vino, iniciando su estudio a través de unos conceptos básicos que permitirán al alumno seguir adentrándose más en la materia si así lo desea. El mismo que se volverá a impartir a partir de mañana.
Se trata de una serie de cursos teórico-prácticos en los que se catan un total de veinte vinos, en sesiones de 2,5 horas durante cuatro jornadas. Estas clases se imparten en las diferentes sedes que Afundación tiene en las principales ciudades gallegas, con acciones en Ferrol, Santiago, A Coruña, Vigo, Pontevedra, Ourense y Lugo.
El primer nivel se centra en adquirir una serie de hábitos para después ir profundizando dotando al alumno de conceptos teóricos y prácticos que aplicarán durante las catas que se hacen durante el curso.
Este tipo de acciones se enmarcan en uno de los principales objetivos que persigue el Ingavi, que es la difusión de la cultura del vino. Así, las sesiones están pensadas para que los profesionales que trabajan en la producción, comercialización y distribución del vino, la hostelería y el turismo tengan unos conocimientos básicos sobre la materia. Estos conceptos también son extrapolables a otro grupo de población como los no profesionales, amantes y aficionados al vino que quieren saber más para aprender a valorar y apreciar mejor su calidad y matices.
Rafael Bonet es uno de estos apasionados del vino que acaba de finalizar el segundo nivel de los certificados. Empezó en febrero con el primero, que fue un regalo que le hizo su familia en navidades. “Me gusta mucho el vino pero al principio creía que no iba a aprender demasiado en este tipo de cursos. Me equivoqué, de hecho, tras el primero me animé a tomar parte en el segundo y tal vez siga profundizando más”, asegura este amante de los caldos, quien insiste que lo más destacado del primer nivel es que permite asentar conceptos y términos a través de una aproximación a los vinos gallegos. “Sin tener ningún conocimiento previo el curso permite obtener información y técnicas básicas, así como la forma en la que debe estructurarse una cata y como puedes llegar a conocer un vino teniendo en cuenta características como la parte visual, la olfativa y la gustativa, que te llevan a determinar cuestiones como su procedencia”, explica.
Afirma además este alumno que el segundo curso “permite hacer una inmersión más profunda en la técnica de cata, ampliando zonas geográficas de producción a todo el territorio nacional y Portugal, conociendo tipos de uva, elaboraciones y diferentes climas”. Asimismo, considera “fundamental” empezar por el primer ciclo, porque considera que de lo contrario en el segundo nivel uno puede estar algo más perdido.
Manuel Domínguez Barral, al igual que Rafael, hizo el primer curso y se animó con el segundo. Sostiene que el primer nivel le ha parecido muy interesante, “sobre todo porque te permite aprender a catar con más soltura, nos enseñan a sacarle una serie de matices al vino que de otro modo antes no le sacaríamos, diríamos que está bueno o no y listo”. En su caso, Domínguez sí que se dedica profesionalmente a la venta y distribución de vinos y otros productos, de ahí su interés por tomar parte en esta iniciativa. Casualmente a el también le regalaron el primer curso y ya decidió seguir formándose.
Jesús G., que también participó en una edición anterior del nivel I asegura que ahora “sé lo que bebo y disfruto doblemente del vino”.
Si el nivel II se centra en los vinos nacionales y portugueses, los sucesivos niveles van más allá y el tercero se basa en vinos de Francia, Italia, Alemania y Portugal, mientras que el nivel IV se aproxima a caldos australianos, de Nueva Zelanda, Sudáfrica y Estados Unidos.
Hasta la fecha se han formado en las instalaciones de Afundación en Ferrol unas 300 personas y mañana empieza un nuevo curso, que estará dirigido nuevamente por el formador del Ingavi, el lucense Antón Fernández Noguerol, que cree que volverán a cubrirse todas las plazas, ya que la iniciativa sigue despertando gran interés entre los ferrolanos.
Fernández Noguerol es ingeniero agrónomo, tiene un Máster en viticultura y enología y es Graduado honorífico en el Curso Superior de Sumiller Profesional del Ingavi, institución en la que lleva tres años como formador. En Ferrol lleva impartidos ya dos cursos de nivel I y otro de nivel II y mañana inicia la nueva formación. Asegura que esta acción formativa “está pensada para todo tipo de gente, aunque más específicamente para público amateur”. Sostiene que lo ideal es llegar al curso sin ningún tipo de prejuicios y que el fin último de este primer nivel es aprender a disfrutar del vino de una forma amena adquiriendo una serie de conocimientos teóricos básicos que servirán para profundizar más sobre este mundo. “Este tipo de iniciativas sirven para desterrar un poco el mito de que alrededor de este mundo hay cierto esoterismo y nos tiramos el pisto”, afirma.