l municipio valenciano de Buñol volvió a teñir sus calles de rojo, un año más, con la Tomatina, la tradicional batalla que consiste en el lanzamiento de tomates entre los participantes, y que este año alcanzó un “récord” de venta de entradas, según explicó la alcaldesa de la localidad, Juncal Carrascosa, que cifró el aforo en unas 20.000 personas.
Durante el recorrido se lanzaron 145.000 kilos de tomates repartidos en siete camiones. El primero comenzó a circular a las 10.57 horas, cuando se escuchó la primera carcasa, mientras que la segunda, señal de la finalización del recorrido, sonó a las 12.00 horas. Buñolenses y visitantes de todo el mundo (ingleses, estadounidenses, franceses, australianos, chinos, entre otros) recibieron a los camiones con cánticos de “tomate, tomate” y aplausos, a los que los camiones contestaron con un constante sonido del claxon.
Esta, de hecho, fue una de las ediciones más internacionales, ya que, además, la visitaron los embajadores de Lituania y Bangladesh, “un poco en representación de la cantidad de países que nos visitan”, manifestó Carrascosa. Los asistentes a esta fiesta desfilaron por el municipio vestidos con disfraces de todo tipo, desde tomates o patatas fritas, hasta Caperucita o recién casados. Además, muchos de ellos iban “armados” con gafas de buceo para protegerse del líquido que desprenden y algunos chubasqueros para protegerse de la lluvia de tomates.
“No hace falta mucha promoción para esta fiesta porque es mundialmente conocida”, recalcó el presidente de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar, que aseguró que no es “la primera vez” que disfruta de la Tomatina, un día “señalado para toda la provincia”.
“Es una fiesta que se disfruta con alegría, sanamente, donde todo el mundo la pasa muy bien. Fue verdaderamente extraordinario”, explicó Clemente Durán, participante llegado de Argentina, quien aseguró que “seguramente” volverá. Por su parte, Elisa, vecina de Buñol, explicó que es “muy divertido”: “Son 25.000 sonrisas y todo el mundo sale feliz y contento”. l