La construcción del puerto exterior y la “fiebre” de los paseos marítimos, en zonas como Narón y Neda, era hace algo más de diez años una de las máximas preocupaciones medioambientales en la zona del Golfo Ártabro. Por aquel entonces hasta planeaba la posibilidad de instalación de un campo de golf en Lobadiz, entre las playas de Doniños y San Xurxo, en plena zona LIC –Lugar de Interés Comunitario–.
Después llegó la construcción de una planta de gas en la ría, en el municipio de Mugardos, y las cosas no mejoraron para la salud medioambiental. En la costa ferrolana, en plena Red Natura, eran numerosos,. además, los galpones de playas como San Xurxo, O Vilar, A Fragata o Esmelle, auténticas irregularidades urbanísticas en pleno cinturón de costa que poco a poco se fueron erradicando.
Antecedentes
En el año 2009, el informe de Ecologistas en Acción que analiza la situación ambiental de las costas y el entorno litoral español en “Banderas Negras” tenía numerosos nombres de la comarca entre sus puntos negros. La remodelación del Puerto de Espasante, la urbanización Parque-mar de Ortigueira, la ampliación del puerto deportivo de este mismo concello –además de los de Maniños, en Fene, o Mugardos–, los rellenos de la ampliación de las marinas deportivas de Cariño, el trasvase de áridos en el entorno de la ría de Cedeira, los puertos deportivos de este municipio, el urbanismo de Valdoviño en plena red natura y la planta de gas en la ría de Ferrol, merecieron destacadas significaciones que se completaron ese año con un todavía más largo relatorio de infracciones medioambientales en Ferrol. Así, se hablaba de una escuela de surf proyectada encima de las dunas de Doniños, la playa de Caranza, alimentada con arena de otros lugares; los vertidos del río Eume desde As Pontes; el relleno de la cantera en ese municipio o los vertidos de Entabán Biocombustibles por un fallo en la planta.
Estos fueron los peores momentos “medioambientales” vividos en las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal y a partir de ahí, si bien continuaron adelante muy buena parte de estos proyectos, se tomaron ciertas medidas para paliar sus efectos.
Así, fueron cayendo de estos listados muchos municipios, aunque la ría de Ferrol fue siempre una constante en cada uno de los informes de Ecologistas en Acción. De este modo, a la construcción del puerto exterior y la planta de gas, se sumaba año tras año la contaminación de un espacio natural y marisquero que no contaba con depuración.
Mejoras
La ría recibía más de cien millones de litros de aguas residuales cada día, derivados de los vertidos de más de 150.000 habitantes del entorno, además de los industriales nunca depurados.
De hecho, los niveles de contaminación tanto orgánica como industrial estaban entre los más altos de Galicia, en una ría de la que viven cientos de mariscadores, que sufrieron el impacto de la degradación de las aguas y, por tanto, de la calificación como zona marisquera.
El informe de Banderas Negras no dejaba en su anterior edición ninguna en Ferrol y comarca pero la mención a la ría continuaba estando presente, al señalar que, “a pesar de que cuenta con una tasa de renovación de la marea muy elevada”, lleva años siendo perjudicada por diversas infraestructuras y por la falta de una depuración eficaz.
Ahora, el informe de 2018 elude profundizar en el caso de la ría ferrolana, en la que la entrada en funcionamiento de la planta depuradora ha mejorado notablemente la calidad de las aguas y, pese a que continúa habiendo críticas y carencias –todavía falta la depuración de la zona de A Malata y el río Sardiña y la zona rural de Ferrol–, la situación ha llevado a cambios importantes como la clasificación de las zonas marisqueras, pasando de C a B y convirtiendo una playa como la de Caranza, con gran contaminación y retirada en los últimos años de las playas aptas para el baño, en un arenal calificado de “excelente” en cuanto a la calidad de las aguas, según los últimos análisis. l