Una mujer que le ha ganado la partida a la ley de la gravedad y ha salido de un accidente de helicóptero fresca como una rosa no se va a amedrentar por la posibilidad de que la ley que lleva a los políticos corruptos a la cárcel vaya siquiera a rozarle. A Esperanza Aguirre las acusaciones de Luis Bárcenas de que recibió un sobre con 60.000 euros para la campaña de las elecciones autonómicas de 2007 no le han hecho ni pizca de gracia, pero tampoco le han quitado el sueño. El argumento de defensa es bastante evidente y, sobre todo, fácil de aceptar a poco que uno tenga ganas: según Aguirre, Bárcenas es un señor condenado que, por tanto, tiene credibilidad cero y dice lo que se le ocurre para conseguir beneficios penitenciarios. Lo de sacar provecho parece claro; lo otro, dependerá de las pruebas que pueda aportar. Que en eso se basa la justicia. Si fuese por sensación de fiabilidad, la expresidenta madrileña saldría triunfal sin despeinarse. Como del helicóptero.