El 22 de marzo de 1991 se entregaba a la Armada el patrullero “Serviola”. Era el primero de cuatro (los otros tres fueron el “Centinela”, “Vigía” y “Atalaya”) de una serie que empieza a cumplir treinta años de servicio. “La puesta en servicio de esta clase de buques de la Armada supuso un éxito en el cumplimiento del programa naval”, recuerdan desde el Ministerio de Defensa. Se hicieron en Bazán (hoy, Navantia) en un plazo de dos años y medio desde el inicio de la construcción del primero, en diciembre de 1989, y la entrega del último, en junio de 1992. Han dado, indican la Armada, “excelentes resultdos”.
En sus tres décadas destaca su participación en misiones como “Carabelas V Centenario”, en 1992; el conflicto del fletán en Canadá en 1995; la presencia naval en la crisis del islote Perejil, en verano de 2002; tareas de control y vigilancia durante el hundimiento del Prestige, en 2003; la operación “Noble Centinela” en el archipiélago canario para el control de la inmigración ilegal en 2006-2007; o despliegues en África Occidental y el Golfo de Guinea en los años 2016 y 2019.
En la actualidad se integra periódicamente en el Mando Operativo Marítimo, bajo control del Mando de Operaciones, para tareas de vigilancia y seguridad.
Es el segundo buque de la Armada con este nombre, tras un guardapescas.