Agentes de la Guardia Civil de cuarteles de Ferrolterra llevan varios meses con cribados de ADN voluntarios y aleatorios en busca de coincidencias con las muestras localizadas en su día en el cuerpo de Elisa Abruñedo, vecina de Cabanas, que fue violada y asesinada en septiembre de 2013.
El cuerpo sin vida de esta vecina del lugar de Lavandeira, en la parroquia de Soaserra, en el municipio de Cabanas, fue localizado el 3 de septiembre de 2013, en una zona boscosa, a unos 400 metros de su domicilio, tras haber desaparecido horas antes después de salir a pasear por la zona.
A pesar del tiempo transcurrido, fuentes de la Guardia Civil han trasladado a Europa Press que la investigación no está cerrada y se continúa con ella para tratar de dar con el paradero del asesino y violador, ya que la autopsia que le fue practicada arrojó que había sufrido también una agresión sexual.
Los investigadores son conscientes que la persona responsable de esta violación y asesinato no se presentará voluntario para que se lo tome una muestra de su ADN, pero confían en poder localizar a algún familiar, y a partir de este momento ir acotando la búsqueda para dar con el responsable.
Este asesinato generó en los días posteriores una gran preocupación e intranquilidad en este municipio y en toda Ferrolterra, sobre todo al no haber sido detenido el responsable de la muerte violenta. La mujer era muy apreciada entre sus vecinos y en su puesto de trabajo, una residencia de mayores situada en el barrio ferrolano de Esteiro.
Ya en los meses posteriores al crimen, se comenzó con la recogida de muestras de ADN, en paralelo con otras líneas de investigación, toda vez que se cuenta con las instrucciones genéticas del autor de este acto delictivo.
Ampliación de la actuación
Así, se comenzó con pruebas de ADN en las zonas más próximas al municipio de Cabanas, pero estas se han ido ampliando a otras parroquias y ayuntamientos de Ferrolterra. La Guardia Civil encuentran gran colaboración ciudadana para esclarecer este caso.
La familia de víctima se vio de nuevo golpeada por el fallecimiento unos meses después, en enero de 2015, del viudo de la mujer, en un accidente laboral, tras ser aplastado por una gran piedra que se desprendió de un camión cuando realizaba labores en unas obras que se estaban ejecutando en la Estación Naval de A Graña, en Ferrol.
Los dos hijos de la pareja, que residen en el domicilio familiar de Lavandeira, siguen aguardando a que se pueda esclarecer quién ha sido el autor de la muerte de su madre.