Las imágenes que acostumbran a llegar aquí de Gaza son la de los bombardeos y la grave situación que allí se vive. Pero el cirujano torácico coruñés Diego González Rivas se encontró todo lo contrario, se encontró con un país encerrado y silencioso a causa de la pandemia en la que solo se apreciaba durante la noche “el ronroneo” de los drones de vigilancia.
El doctor González estrena esta tarde, a través de la web de la Fundación María José Jove, el documental “Operation beyond the borders”, en el que se relata la “odisea” de su viaje a Gaza para operar y enseñar su innovadora técnica mínimamente invasiva que le ha hecho recorrer el mundo entero, casi literalemente, ya que es el único facultativo que ha realizado intervenciones en 115 países diferentes, el último de ellos Mozambique esta pasada semana.
El documental muestra cómo el doctor acudió a Gaza con una misión humanitaria, en la que también le acompañó el doctor Abu Akar Firas, que estos días también está en A Coruña.
El metraje muestra “la auténtica odisea” que fue el viaje, ya que, a causa de la pandemia, el país se cerró “más de lo que ya estaba cerrado”. Si el acceso ya era complicado antes del covid, en diciembre, en plena pandemia, lo fue aún más.
Al doctor le habían pedido “hacía mucho tiempo ir a operar a Gaza, los cirujanos de allí, para enseñarles la técnica”. Su repleta agenda se lo ponía complicado, pero “ahora, con la pandemia, se cancelaron muchas cosas”, apunta.
Situación
El viaje ya comenzó con dificultades, ya que necesitaba un permiso especial para viajar que consiguió en el último minuto gracias a la intervención del ministro de Sanidad israelita, justo antes del cierre del embarque.
El equipo del grabación estaba en Jerusalén, pero no podía entrar a Gaza, por lo que tuvieron que pedir a un equipo de dentro para poder grabar la intervención.
La sensación en Gaza era “desoladora, porque estaban en confinamiento total” durante semanas. Se encontró “completamente vacías las calles”, las cuales normalmente están a rebosar de gente. El control policial era muy alto, porque “el covid estaba descontrolado”.
El nivel de descontrol era tal que, de los diez pacientes a los que iban a intervenir, “más de la mitad dieron positivo, es un indicador del índice de Covid de la población”.
La limitación de electricidad y recursos fue otro golpe de realidad. “La gente vive al día, le gente come de lo que vende ese día”, señala González. La falta de electricidad afectó incluso en mitad de una de sus intervenciones, algo “surrealista” que, según explica, podría haber sido muy grave, ya que su técnica se realiza con equipos de vídeo.
El material lo consiguieron gracias a las donaciones realizadas, lo que permitió que el quirófano estuviese adecuado, “bastante aceptable con las donaciones”, aunque explica que “lo que no tienen es material para el día a día”.
Mientras estaba en el hospital, “de repente, entró un herido de bala y me llamaron y tuve que salir de un quirófano a otro, lo abrimos a toda prisa y le salvamos la vida”, algo que también sale en el documental.
A pesar de la situación que vivió en Gaza, relata que no fue el peor lugar donde ha operado, porque de los 115 países que ha recorrido se ha encontrado en situaciones complicadas como en Uganda o en Costa de Marfil.
Periplo
Acaba de volver de Mozambique y tiene previstas intervenciones en A Coruña, además del estreno de este documental sobre su viaje a Gaza, pero su periplo se reinicia en breve.
De la urbe herculina viajará a Lisboa, después al Algarve, de ahí a Nigeria, luego Ucrania y después a Kuwait, aunque apunta que por el medio quizá también tenga que ir a Macedonia.