Despertarse cada día con más muertes de mujeres inocentes, como consecuencia de la violencia machista, pone en evidencia que las medidas adoptadas no son suficientes. Todos podemos hacer mucho más para erradicar la “violencia machista”.
También hace falta valentía política, con implicación de todos los organismos y entidades públicas: municipios, diputaciones provinciales, gobiernos autonómicos, gobiernos estatales así como desde la propia Unión Europea.
Por desgracia demasiadas madres aplauden y amparan las actitudes “machistas” de sus propios hijos. Ciertas madres, actualmente, siguen soportando situaciones de violencia machista poniendo por delante y como disculpa el “bienestar” de sus hijos.
Muchas jóvenes continúan viendo como algo “normal” que, su novio o pareja, las insulten, las controlen en sus relaciones sociales, simplemente les revise el móvil o el contenido de sus redes sociales.
En nuestra sociedad es algo habitual que se deje ver a las mujeres maltratadas, en vez de cómo víctimas que es lo que son, como las propias “responsables” por no haber denunciado a sus verdugos.
Tampoco nos podemos olvidar de que la violencia contra las mujeres afecta también a los hijos, que viven y padecen ese auténtico infierno.